Wednesday, October 3, 2018

Entrevista con la mezzosoprano Annalisa Stroppa

Fotos: Silvia Lelli, Nabucco - Fenena (Teatro Massimo Palermo

Annalisa Stroppa es en la actualidad una reconocida mezzosoprano lírica. En pocos años, su carrera ha ido en constante ascenso hasta llegar a pisar importantes escenarios operísticos. En la siguiente entrevista, Annalisa nos habla más sobre su carrera y nos da sus particulares puntos de vista sobre el canto, la música y la interpretación.
Ramón Jacques
Annalisa ¿Podrías contarnos como nació en ti la pasión por el canto lirico?
Cuando era niña pasaba gran parte de la tarde en la casa de mis abuelos maternos donde escuchaba a Pavarotti, Domingo, Carrera y a Mario del Mónaco, de este modo comencé a descubrir las arias de ópera y a imitar a estos grandes tenores.  Recuerdo que, a los 8 años, durante las fiestas familiares entretenía a todos cantando “Nessun dorma”, “O Sole mio”, Parlami d'amore Mariù", " Un amore così grande". Siempre fui extrovertida y cuando cantaba me sentía bien y me hacía feliz. Además, la naturaleza fue generosa conmigo y me dio una voz especial y así fue como nació en mi la pasión y el deseo de cantar.
¿A partir de este gusto por cantar fue que comenzaste a estudiar seriamente a música?
Si, comencé el estudio del solfeo, el piano y posteriormente y con voz completamente cambiada ¡el canto!  Mi familia siempre creyó en mí animándome y apoyándome. Fue gracias a su confianza que he podido afrontar con determinación este camino.  Estudié en el Conservatorio de Brescia, y paralelamente hice los exámenes en la universidad donde me licencié en ciencias de la educación, después di clases medio tiempo en una primaria. A pesar del cansancio, amaba todo lo que hacía: enseñar, estudiar en la universidad y, sobre todo, cantar.
¿Podrías resumirnos brevemente como ha sido tu carrera profesional?
Durante mis últimos años en la universidad participé en diversos concursos nacionales e internacionales para medir mi potencial y saber si verdaderamente el canto era el camino que debía seguir y llevar adelante una carrera. Como obtuve siempre buenos lugares, esto me sirvió como confirmación de que podía seguir por adelante por este rumbo. Así comencé a cantar en recitales de cámara, después papelitos en ópera y papeles más importantes en concursos más relevantes. Mi primer protagónico fue Carmen en Tragedy de Carmen en Perugia con el Teatro Sperimentale de Spoleto. Después intérprete el papel de Cherubino en I due Figaro en Salzburgo, Ravenna, Madrid y Buenos Aires. A partir de ese momento pude debutar otros papeles como: Rosina en Roma, Cherubino en Cagliari, Piacenza, Módena, Lausana; Stephano en Romeo y Julieta en Génova, en la Arena de Verona; de nuevo Rosina en Berlín, Lausana, Barcelona, Tel Aviv, Bilbao, Monte Carlo; Carmen en Limoges, Fenena en Palermo y Florencia, con la Sinfónica de Dallas Les Nuits d’eté de Berlioz, y después Adalgisa de Norma en Palermo y en Barcelona, donde canté también el papel de Ascanio en Benvenuto Cellini. Despues vinieron Hänsel en Hansel und Gretel en Turín, Dorabella en Viena, Suzuki en Paris, Cenerentola en Tel Aviv, hasta llegar a la inauguración de la temporada 2016-2017 del Teatro alla Scala en Milán como Suzuki bajo la dirección del maestro Chailly. Como verás, he sido muy afortunada y he tenido muy buenas oportunidades.
¿Qué emociones, miedos, deseos o satisfacciones obtuviste con tu primer papel estelar?
Considero que mi primer papel principal a nivel internacional fue Cherubino en I due Figaro de Mercadante, bajo la dirección musical de Riccardo Muti y dirección de escénica de Emilio Sagi. ¡Un maravilloso personaje en travesti! El estreno fue en el Haus für Mozart de Salzburgo, y después en los teatros Alighieri de Ravenna, Teatro Real de Madrid y Colón de Buenos Aires. En la función de estreno de una ópera redescubierta y nunca antes ejecutada, hasta ese momento y en el prestigioso Festival de Salzburgo, me emocionó mucho porque sentí que era mi punto de partida en el panorama internacional, ya que era una perfecta desconocida. Agradezco mucho al maestro Muti esta posibilidad que me permitió aprender y crecer mucho. Obviamente estaba consciente de la responsabilidad que se me dio, y que me reafirmaba el cuidado y precisión con la que el maestro me había preparado durante los ensayos. ¡un muy grato recuerdo! Al final, la felicidad y satisfacción era inmensa. Lo había hecho bien y había roto el hielo, como se dice.
¿A quién no conoce tu voz, que es lo primero que te gustaría que te escuchara cantar?
Soy una mezzosoprano lírica, que afronta principalmente papeles del belcanto, que forman parte de mi formación, además de que adoro el fraseo francés. Creo que este repertorio se adhiere perfectamente a mi voz y a mi carácter. Por ello, me encantaría que me escucharan cantar, por citar algunos papeles, como: Adalgisa en Norma, Romeo en I Capuleti e i Montecchi, Sara en Roberto Devereux, Leonor en La Favorita de Donizetti, Carmen de Bizet y Charlotte en Werther.
Ya nos has adelantado algunos de los papeles en tu repertorio, pero ¿Cuáles te gustan más y vas a interpretar próximamente?
Amo todos los personajes que he interpretado porque cuando lo he hecho, he buscado de profundizar e interiorizarme lo más posible con ellos, por ello, me siento ligada a todos esos papeles, y como te decía, amo el belcanto y el repertorio francés. Hace poco encarné nuevamente Carmen en el Festival de Bregenz, y después iré a Astana Kazajistán con el Teatro alla Scala, y en los meses de octubre y noviembre estaré nuevamente en Milán como Fenena en Nabucco.  
¿Quién te inspira o quienes han sido tus cantantes modelo?
Tomo como ejemplo a todos los grandes artistas que han sabido manejar bien su carrera y hacerla duradera durante el tiempo con seriedad, dedicación y respeto, poniendo en primer lugar su voz y la música. Admiro a los que teniendo más de treinta años sobre sus espaldas salen al escenario con el profesionalismo y el entusiasmo como si fuera su primera vez, ya que si la ópera existe es gracias a estos grandes intérpretes, que nos han dejado una gran herencia que tenemos el honor de llevar adelante para después transmitírsela a los que vienen detrás de nosotros.  Busco tomar lo positivo de los artistas de ayer, como también de los de hoy.
¿Hacia dónde crees que te llevará tu voz y hacia donde consideras que se desarrollará tu repertorio?
Compositores del siglo XVIII como Mozart y Rossini han sido un bálsamo para mi voz durante mis primeros años de carrera. Sobre todo, me han enseñado a cantar sul fiato, la importancia de la palabra en los recitativos, el fraseo, el legato, elementos que se encuentran también en los estilos posteriores. A nivel técnico, regresar a de vez en cuando a Mozart y Rossini hace bien a la voz. Después es el turno de Rossini, Bellini, Bizet, Gounod y Berlioz.  Creo que para elegir nuevos papeles y compositores no se requiere más que escuchar la voz de uno mismo y respetar sus posibilidades, solo ella puede guiar e indicar el repertorio más correcto y sano para afrontar.  No pretendo poder cantar todo porque creo que es de acuerdo con la vocalidad y la propensión que tiene cada uno de expresarse mejor en un repertorio especifico.  Por el momento quisiera continuar especializándome en el belcanto y el repertorio francés. Ya me han ofrecido papeles verdianos, pero, aunque siento que mi voz va en esa dirección, creo que hoy es pronto, y por ahora hay muchos papeles maravillosos que puedo interpretar en este momento.
Por tu experiencia ¿Cómo puede un cantante establecer un vínculo o relación con el público en la oscuridad de un teatro? ¿Qué sientes al comenzar a cantar en una función?
El público es muy importante, y es una parte activa e integra del espectáculo, es mi motor y me da la carga y la fuerza para hacer las cosas lo mejor posible. Es mi juez y mi combustible. Cantamos para los espectadores y tenemos el deber de emocionarlos cuando nos escuchan. Cuando salgo al escenario y comienzo a cantar siento inmediatamente la energía que su presencia me transmite. El público comunica su calor y su alma y así surge la magia.  Además, por el aplauso vale la pena cualquier fatiga porque significa que pude transmitir mis emociones y ello es una gran satisfacción.
¿Cómo ha sido tu relación con los directores de orquesta y de escena?
He creado una buena relación con todos los directores con los que he trabajado hasta ahora porque creo que el nuestro es un trabajo “en grupo” y una buena sintonía y un clima de trabajo sereno y disponible condiciona inevitablemente el resultado del espectáculo. Estoy abierta y curiosa respecto a las ideas musicales e interpretativas de los directores de orquesta y escena, y creo que todos ellos tienen algo que decir que me pueda ayudar a representar mejor mis personajes. Es obvio que las propuestas deben ser convincentes para hacer verosímil mi personaje y es necesario que me lo crea yo primero. En el escenario nos medimos contra nosotros mismos, con nuestros límites y nuestras posibilidades, y es maravilloso encontrase con ellos para crear juntos un personaje.
En base a la pregunta anterior ¿Cómo piensas tu que se pueden conciliar diferentes visiones respecto al canto, la música y el escenario, particularmente cuando no hay mucho tiempo para ensayar, corriéndose el riesgo de subir a un escenario sin tener las ideas claras?
La idea de partida debe ser siempre el respeto por la música y las intenciones del compositor. Desafortunadamente en la actualidad, no hay muchos teatros que puedan permitirse largos periodos de ensayo y con frecuencia, por falta de recursos económicos, de monta una ópera con muy poco tiempo. Esto sucede particularmente con reposiciones de óperas ya puestas en escena donde se necesita hacerse una idea clara en poco tiempo. Creo que no se debe subir al escenario sin tener una idea precisa, pero con el poco tiempo disponible uno debe buscar caracterizar el propio personaje y hacerlo creíble, la idea base es entender la idea del director de escena y juntarla con la de uno mismo, naturalmente que esto es más simple cuando se pone en escena un papel que uno ya ha debutado, interiorizado.  Para un debut, lo ideal sería más tener el tiempo suficiente para conocerlo y profundizarlo.  Lo ideal es tener periodos largos de ensayos, como suele suceder en producciones nuevas y ver como el papel madura desde el primero hasta el último ensayo. El escenario es un verdadero gimnasio, y el personaje que se interpreta crece dentro de uno cada día, del punto de vista vocal al interpretativo y se vuelve de uno mismo. Una buena dirección escénica puede ayudar a resolver problemas en escena, nosotros somos los actores, los intérpretes y una buena producción y dirección de escena puede permitir que se cante mejor.
¿Cómo es la vida de tener que cambiar continuamente de ciudad y de colegas?
¡Es una adaptación continua! Por momentos muy cansada, pero a la vez muy estimulante. Conocer el mundo y poder trabajar cada vez con nuevos colegas entusiasma y enriquece. Esta es una parte que me gusta de mi trabajo.  Hasta ahora he encontrado colegas, directores y gente de cada teatro con los que he tenido buena relación para colaborar bien en cada espectáculo.
En la actualidad se ven muchas producciones modernas o de ideas extrañas ¿Has tenido que cantar con una producción inusual?
¡Si, varias veces! Me acuerdo de una producción de Barbero de Sevilla en el Teatro Filarmónico de Verona en el 2015 que se realizaba dentro de un cuento animado e interactivo, con videos proyectados al fondo del escenario y donde todos los personajes se inspiraban en Rossini, es decir, con grandes dimensiones físicas. ¡Fue divertida! También una atractiva e innovadora Rosina que hice en Caracalla cantando Una voce poco fa en un columpio dentro de una jaula suspendida en el aire, vestida de amarillo como si fuera Piolín.
¿Que piensas al respecto de que la lírica parece ser un espectáculo elitista y que piensas que se podría hacer para que los jóvenes se acercaran a ella?
Entre los jóvenes como entre algunos adultos se tiene la idea que la ópera es solo para un ‘público maduro’, o sea ‘para unos cuantos’, pero en realidad no es así, porque la ópera no tiene edad y es para todos. Es un pensamiento y una vieja idea de que no se acercan a ella pensando que no podrán entenderla o apreciarla. Por mi experiencia, te puedo asegurar que una vez que estas personas van a un teatro, la mayor parte de enamora del espectáculo.  Por tanto, la llave está en conocerla. Lo ideal sería crear una red entre los teatros, las escuelas y las universidades. Ya algunos teatros han creado espectáculos para niños, y es una buena iniciativa porque los acerca de una manera simple, directa y divertida, y a través de estas iniciativas son los propios niños que hacen que sus papas vayan a un teatro por primera vez.  Como fui maestra de escuela, por experiencia sé que la música es absolutamente fundamental desde la escuela elemental. La música es parte de nuestras raíces, de nuestra cultura y debería ser valorizada y no considerada como la cenicienta de las materias. En los programas escolares debe ser enseñada a los más pequeños por medio de juegos y después vincularla a otras materias como las ciencias, la historia, matemáticas.  El poder que tiene la música es que forma la ment, y es un medio de expresión, unión y comunicación universal. Sucede los mismo con el deporte, la danza, la pintura, y todo lo que sea arte, porque la cultura alimenta nuestro interior. 
A propósito, ¿Escuchas otro tipo de música por esparcimiento o diversión?
¡Absolutamente si, muy a menudo! Además de la música clásica, escucho música ligera, pop, dance y latinoamericana.
Gracias por la entrevista Annalisa, para concluir ¿podrías contarnos alguna anécdota, un momento memorable o que te haya dado orgullo en tu carrera?
Por supuesto, fue la primera ocasión que vi a mis padres sentados en un teatro para verme; así como la enorme emoción de ser uno de los protagonistas en la prestigiosa apertura de la temporada del Teatro alla Scala en el 2016 como Suzuki en Madama Butterfly dirigida por el gran maestro Riccardo Chailly. Lo considero un privilegio y estaba en verdad emocionada porque es una sensación indescriptible, que recordaré por siempre. Había visto las transmisiones de televisión de años anteriores, pero nunca hubiera imaginado que un día yo estaría allí. 

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