Sunday, April 20, 2014

Un Ballo in Maschera – San Diego Opera

Foto: Ken Howard

RJ

La Ópera de San Diego ofreció una memorable representación de un Ballo in Maschera de Verdi, obra que no había sido vista en este escenario desde 1999. Presentada en su versión ambientada en Suecia todos los elementos estaban dados para que fuera un exitoso montaje, escenografías opulentas, provenientes de la Ópera de San Francisco, un sólido elenco de cantantes en papeles principales y una segura conducción musical. Visualmente, las escenografías resultaron ser muy estéticas, con apego a la trama y cuidada al último detalle en cada una de las escenas como el salón del palacio donde ocurre el baile, las mascaras, la morada de Ulrica, un campo solitario y oscuro, la casa de Anckarström. Destacaron también por su belleza y vistosidad los elegantes vestuarios de época concebidos por John Conklin (Estos vestuarios fueron creados originalmente para una producción de 1977 en San Francisco que encabezaron José Carreras y Karia Ricciarelli). De la dirección de escena se encargó Lesley Koening, quien hizo un trabajo directo y puntual para que la escena transcurriera con fluidez, aunque quizás su única falla fueron los bailables y coreografías que por momentos parecieron ser cursi y los cargados movimientos del personaje de Oscar. En el foso, la San Diego Symphony mostró suficientes argumentos musicales: como homogeneidad en sus secciones de metales y cuerdas, dinamismo, buen gusto y sobretodo sentimiento, que la alejo de la rigidez en la que incurren algunas orquesta sinfónicas estadounidenses que aspiran a encontrar el sonido más óptimo y perfecto. Se notó la mano segura y la pasión de un experimentado maestro como lo es Massimo Zanetti, quien transmitió emoción a los músicos y los guío de manera más que satisfactoria.  Esta orquesta me hizo recordar inmediatamente la presencia de Edoardo Müller y las gran cantidad de obras del repertorio que aquí dirigió cuando era, hasta hace pocos años, el director musical del teatro. En el elenco participaron la soprano búlgara Krassimira Stoyanova, quien en su debut local exhibió inteligencia en escena para crear una creíble Amelia, conmovedora y pasional, y cuya voz sonó más luminosa que nunca, firme y emitida con estable emisión y bien timbrada. El tenor Piotr Beczala, agradó por su canto preciso, y su timbre intenso y matizado, seguro en toda la partitura. Pero su personificación en escena del personaje de Gustavo, fue rígida e inexpresiva, sin convicción llegando a ser por momentos fastidiosa. Aris Argiris, barítono de notable nivel, ofreció clase en su canto y morbidez en su línea vocal al ingrato personaje de Anckarström. Stephanie Blythe, muy en su papel de Ulrica, canto con una voz oscura y rica en expresividad, y Kathleen Kim dio vida a un fastidioso Oscar, de ágil y brillante voz.  El resto de los cantantes tuvieron una discreta participación con poco que mencionar, y el coro cumplió su participación de manera correcta para completar esta función.  Cabe señalar un hecho significativo, al final de la ópera mientas caía la cortina Gustavo moría asesinado por las mano de Anckarström, su mejor amigo: y tan solo tres días después la historia se repetiría en la vida real, ya que la Ópera de San Diego, considerada entre los 10 mejores teatros estadounidenses, moría también asesinada por la mano de su propio director general y artístico desde 1983 el australiano, Ian Campbell (el Renato Anckarström de San Diego) quien argumenta que la compañía no cuenta con los medios económicos suficientes para mantenerse con vida y es mejor morir hoy con dignidad que mas adelante con problemas. Lo cierto es que la compañía carece de deudas y cuenta con el suficiente apoyo de la comunidad de San Diego para que no desaparecer.  Esta historia esta aun en suspenso y se debe definir en las próximas meses, o quizás meses. Lo cierto es que si revive la compañía, tendrá que ser con un director mas consiente de los tiempos que se viven, con una visión más moderna y fresca, que no vea al público con desdén y arrogancia desde lo alto de un pedestal y que no anteponga sus intereses personales y gustos sobre los de la compañía..  To be continued………

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