Foto: Maximo Parpagnoli – Teatro Colón
Gustavo
Gabriel Otero
Buenos Aires, 28/10/2014. Teatro Colón.
Richard Strauss: Elektra. Ópera en
un acto. Libreto de Hugo von Hofmannsthal. Pedro Pablo García Caffi, dirección
escénica, escenografía e iluminación. Alejandra Espector, vestuario. Linda
Watson (Elektra), Manuela Uhl (Crisótemis), Iris Vermillion (Clitemnestra),
Hernán Iturralde (Orestes), Enrique Folger (Egisto), Cristian De Marco
(preceptor de Orestes), Marisú Pavón (confidente), Daniela Tabernig (la
portadora del manto), Janice Baird (la celadora), Eduardo Bosio (joven criado),
Víctor Castells (viejo criado), Alejandra Malvino, Alicia Cecotti, Virginia
Correa Dupuy, Vanesa Tomas y Marisú Pavón (doncellas). Orquesta y Coro Estable
del Teatro Colón. Director del Coro: Miguel Martínez. Dirección Musical: Roberto
Paternostro.
El Teatro Colón presentó una nueva
producción escénica de Elektra de
Richard Strauss, en el que los distintos elementos se fusionaron correctamente
para ofrecer un espectáculo de muy buen nivel con su punto culminante en las
voces de las tres mujeres que encarnaron los roles principales. La puesta en escena, escenografía y
diseño de iluminación fue del director general y artístico del Colón, Pedro García Caffi, que efectuó un
trabajo respetuoso al que se le podría pedir mayor vigor dramático o vuelo,
pero que resultó efectivo. La escenografía consistió en siete
columnas truncadas que simulan ser de piedra negra que sugieren un templo o un
palacio en ruinas, delante de ellas una plataforma en la cual se desarrolla el
drama. La iluminación acompañó razonablemente y el vestuario de Alejandra Espector con lejanos ecos
griegos, no desentonó. Roberto
Paternostro
concertó de manera segura y ajustada. Si bien en algunos momentos la exuberante
masa orquestal tapó a los cantantes -algo que hasta parece connatural a la
obra- el balance general entre el foso y la orquesta fue bueno. No hubo
desafinaciones, se cuidaron los planos sonoros y hasta hubo lugar para alguna
sutileza. Linda
Watson fue
una Elektra con buena proyección, sugestiva línea de canto, voz poderosa y
entrega dramática. Iris
Vermilion fue
una más que interesante Clitemnestra, cantada de principio a fin con registro
parejo, graves profundos y maldad a flor de piel. Manuela
Uhl brilló
como Crisótemis. Mostró nuevamente su perfecto decir y exquisita musicalidad. Hernán
Iturralde fue
un Orestes interpretado con sobriedad actoral y autoridad vocal. Su voz llenó
la sala y conmovió especialmente en el momento del reconocimiento de su
hermana. Con lo que hay que tener el Egisto de Enrique Folger, interesante la voz de Eduardo Bosio como el joven criado,
potente Víctor Castells como el
anciano criado, irreprochables en sus breves roles Daniela Tabernig, Cristian
De Marco y Marisú Pavón y
ajustado el resto del elenco, así como el coro estable en su pequeñísima
participación.
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