Dr. Alberto Leal
Elektra Música de Richard Strauss y
Libreto de Hugo von Hofmannsthal, basado en la tragedia homónima de Sófocles. 31/10/2014
Dirección musical: Roberto Paternostro - Dirección de escena, escenografía e
iluminación: Pedro Pablo García Caffi – Diseño de Vestuario: Alejandra Espector
– Director del Coro Estable: Miguel Martínez. Elenco: Elektra: Linda Watson –
Clitemnestra: Iris Vermillion – Crisótemis: Manuela Uhl – Orestes: Hernán
Iturralde – Egisto: Enrique Folger – Preceptor de Orestes: Cristian de Marco –
Confidente: Marisú Pavón – Portadora del manto: Daniela Tabernig – Joven
sirviente: Eduardo Bosio – Viejo sirviente: Víctor Castells – Celadora: Janice
Baird – Doncellas: Alejandra Malvino, Alicia Cecotti, Virginia Correa Dupuy,
Vanesa Tomas, Marusú Pavón – Sirvientas: Carla Paz Andrade, Constanza Castillo,
Cecilia Jacubowicz, Celina Torres, Laura Domínguez, Verónica Cano.
Elektra, estrenada en Dresde en 1909,
marca un antes y un después en el mundo de la Opera. En nuestro país fue
estrenada en 1923 en el Teatro Colón, dirigida por su compositor Richard
Strauss. Y ha tenido, a lo largo de casi un siglo, una serie importante de reposiciones,
algunas de notable nivel de excelencia. No solo su opresivo argumento - donde
conjugan venganza y sexo – que se respira a lo largo de toda la partitura, sino
también su escritura musical, donde Strauss puso énfasis en un gran volumen
orquestal y una clara decisión de que la orquesta tapara a los cantantes.
Estamos en presencia de una fantástica obra, con un formidable argumento de
Hugo von Hofmannsthal, basado en Sófocles y que marca un conflicto de niveles
freudianos, donde queda claro el complejo de Elektra, en contraposición al
complejo de Edipo. La obra requiere, básicamente, tres grandes cantantes femeninas y una gran
orquesta con un director que sepa “respirar” con Strauss. Es difícil dejar de lado en nuestra memoria algunas de las estupendas versiones
que he visto en nuestro Teatro y en el exterior. Tal vez Daniza Mastilovic, la
más perfecta Elektra que pude ver, pero Ute Vinzing, Hildegard Behrens
(acompañada por las magníficas Deborah Voigt y Leonie Rysanek) son otras claras
muestras de la suerte que tuvo esta obra en nuestro querido Teatro. Y además,
ya en el final de su carrera, pude ver a Birgit Nilsson en el Met, en una
magnífica versión, con una gran entrega aunque su voz no fuera ya la de acero
como la de otros tiempos. La versión presentada actualmente en el Teatro Colón
se constituye – sin duda alguna – en el mejor espectáculo operístico del año.
El Maestro Roberto Paternostro y la Orquesta Estable brindaron una magnífica
versión, siguiendo estrictamente lo marcado por Strauss, no tuvo
contemplaciones con respecto al volumen, desafiando a los cantantes a superar
la desmesurada – pero espléndida – orquestación generada por el compositor. Los tres principales roles fueron cubiertos por excelentes cantantes, todas con
importante experiencia anterior en esta obra. Linda Watson, tal vez una de las
sopranos wagnerianas más requeridas de la actualidad, dejó todo sobre el
escenario encarando su arduo papel con alto grado de dramatismo. Fue
convincente como actriz, en la medida que la dirección de escena impuso o su
experiencia en el rol fue puesta en práctica.
Su timbre puede no ser de los más
hermosos, pero cantó con gran estilo y fuerte presencia escénica. Sin embargo
por momentos – sobre todo en la primera parte – no pudo superar el desmedido
volumen que pidió Strauss, siendo inaudible en algunas pasajes. Esto no quita
el gran valor de su prestación. Iris Vermillion como Clitemnestra, brindó un excelente nivel vocal y mostró el
claro conflicto de una madre destruida por la culpa. En un rol que en general
es cantado por mezzos al final de sus carreras, ella se vio demasiado joven,
que fue acentuado por su errático vestuario. Tal vez un poco más de control
corporal hubiera hecho más creíble su personaje. De todas formas no bajó de un
excelente nivel. Sin duda alguna, la gran estrella de la noche fue Manuela Uhl,
recibiendo además la ovación más grande. Con un hermosísimo timbre – entre
lírico y lírico spinto – una gran entrega - haciendo que su personaje fuera
totalmente creíble – con una impecable musicalidad y generando un gran volumen,
logrando que su voz nunca fuera tapada por la orquesta. De hermosa presencia
física, su trabajó rayó muy alto. Una Crisótemis ideal y un trabajo para
atesorar. Brava! El sector masculino fue excelentemente representado por dos
cantantes locales. Hernán Iturralde brindó su timbre oscuro, su línea de canto
y la nobleza vocal que lo caracteriza a un dolido pero decidido Orestes. La
marcación – o la falta de la misma - no ayudó para que su encuentro con Elektra
fuera más sentido, más vibrante, pero esto nada tiene que ver con la gran
prestación vocal del barítono. Gran trabajo. Enrique Folger, como Egisto, nos
sigue sorprendiendo en cada presentación. Su voz rica en armónicos va
consiguiendo cada vez más cuerpo y volumen, y como un gran artista que es
brindó un personaje creíble en su breve participación, mostrando un notable
desprecio por Elektra. Su voz fue la que mejor se escuchó en la sala junto con
la Manuela Uhl. Un Bravo para dos auténticos valores de la lírica de nuestro
país! No desentonó el resto del elenco en papeles menores, destacándose
especialmente Marisú Pavón, Christian De Marco y el fresco y agradable timbre
de Eduardo Bosio. Y ahora la puesta! En lo personal no veo problema alguno
cuando el Director de un teatro se auto - convoca para una puesta, si además,
como se dice en este caso, no cobra honorarios extras por la misma. Pero creo
que deben existir ideas claras y experiencia que no se vieron aquí. Con una
escenografía estática, pesada y con notables connotaciones fálicas, ultra
reiteradas, con solo tres montículos donde los distintos personajes brindaban
sus respectivas partes, un elemental planteo de la iluminación y con floja o
nula marcación de los cantantes poco es lo que se puede agregar. Sin olvidar la
falta de la danza final y la anticipada muerte de Elektra con el hacha que
guardaba para materializar su venganza. Además de un vestuario errático, con
sorprendentes personajes vestidos como “soldaditos de plomo”…..Es sabido que
Marcelo Lombardero no aceptó la dirección escénica, pero existen en nuestro
medio muchos Directores de escena con probada experiencia, que salen año tras
año del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón o para un título y un
reparto como el que se contaba, la contratación de un regisseur extranjero era
totalmente justificable. Pero Elektra, con tres excelentes cantantes femeninas y un gran Director al
frente de una gran Orquesta tiene éxito asegurado. Y esta versión lo brinda en
forma magnífica. Imperdible espectáculo, repito, lejos lo mejor del año! Y merecida gran ovación
final. Si usted es capaz de cerrar los ojos durante toda la función y solo dedicarse a
oír, seguramente sentirá que nuestro querido Teatro Colón ha llegado al nivel
histórico del que nunca tuvo que haber salido.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.