
Ramón Jacques
La Opera de San Diego en California dio por iniciado su curso lírico 2009 con una de las operas más representativas del repertorio operístico italiano, como lo es Tosca de Giacomo Puccini. Durante su larga historia, esta compañía se ha caracterizado por ser conservadora en la elección de sus propuestas escénicas, casi siempre tradicionales y poco arriesgadas, pero siempre cuidando la estética y el atractivo visual para el público. Lo anterior no es un tema menor, y cobra mayor relevancia, si se consideran las dificultades monetarias por las que atraviesan todos los teatros estadounidenses, cuyo frágil sistema de financiación, que depende en un alto porcentaje de las contribuciones y aportaciones privadas, se ha visto severamente afectado por la actual situación económica por la que atraviesa este país. La crisis ha ocasionado también la reducción en la venta de abonos y de entradas individuales, por lo que, en la medida de lo posible, lo artístico debe ser lo suficientemente atractivo para no alejar más al publico del teatro.
Con el fin de subsistir al impacto real de esta crisis, en el corto y en el largo plazo, la compañía implementará severas medidas como la reducción de funciones y la eliminación de un titulo en las dos próximas temporadas, en las que se representarán solo cuatro óperas en lugar de las cinco acostumbradas. Haciendo referencia al espectáculo en cuestión, el aspecto escénico y visual fue bien llevado con la elegante y vistosa, pero ya conocida producción del legendario Jean Pierre-Ponelle. Las escenografías son detalladas, realistas y opulentas, concretamente en el primer acto en la Iglesia de San Andrea del Valle. Los dos siguientes actos tienden a ser oscuros, pero manteniendo el apego a la historia, y un impresionante castillo San Ángelo en el tercer acto. Destacables son los legítimos vestuarios que complementaron el aspecto visual de la función.
Con el fin de subsistir al impacto real de esta crisis, en el corto y en el largo plazo, la compañía implementará severas medidas como la reducción de funciones y la eliminación de un titulo en las dos próximas temporadas, en las que se representarán solo cuatro óperas en lugar de las cinco acostumbradas. Haciendo referencia al espectáculo en cuestión, el aspecto escénico y visual fue bien llevado con la elegante y vistosa, pero ya conocida producción del legendario Jean Pierre-Ponelle. Las escenografías son detalladas, realistas y opulentas, concretamente en el primer acto en la Iglesia de San Andrea del Valle. Los dos siguientes actos tienden a ser oscuros, pero manteniendo el apego a la historia, y un impresionante castillo San Ángelo en el tercer acto. Destacables son los legítimos vestuarios que complementaron el aspecto visual de la función.


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