Thursday, December 7, 2023

Rodelinda en Los Ángeles

Foto: Iestyn Davies (contratenor) @ The English Concert  y Ramon Jacques 

Ramón Jacques

Después de las exitosas presentaciones de Alcina y Salomón ofrecidas consecutivamente como parte de sus dos últimas temporadas, la Ópera de Los Ángeles continua su sociedad con la orquesta barroca inglesa The English Concert, que en esta ocasión ejecutó, en versión concierto, una joya musical y vocal poco representada de Georg Friedrich Händel (1685-1759), Rodelinda, reginda de’ Longobardi HWV 19, ópera seria en tres actos con música del propio Handel y libreto en italiano de Nicola Francesco Haym a partir de una pieza basada en una obra de Pierre Corneille de 1652, y que tuvo su estreno en Londres en 1725. El ciclo de óperas de Handel, en el escenario de Los Ángeles debió comenzar inicialmente en el 2000 con la ópera Tamerlano HWV 18 que desafortunadamente fue cancelada por la pandemia, sin algún aviso de que se vaya a ser reprogramar pronto. A la par de las giras anuales que incluyen, la que se está convirtiendo ya en una escala habitual y obligada en esta ciudad california, la agrupación inglesa está realizando grabaciones discográficas, para el sello Linn Records, de obras representativas del compositor alemán como Rodelinda (2021) o La Resurrezione (2022), que obtuvo reconocimientos este año, o Tamerlano, aún en proceso de grabacion. Diversas compañías y teatros de ópera, entre los que se incluye el de Los Ángeles, han dejado de producir óperas del repertorio antiguo, y les han cedido ese espacio a agrupaciones especializadas en el género, el estilo, su práctica y que lo interpretaron con instrumentos antiguos, generalmente en versión en concierto. De igual manera, algunos teatros, que deciden realizar montajes escénicos, en lo que parece convertirse en una tendencia, están optado por recurrir a agrupaciones especializadas en música barroca confiándoles la parte orquestal. A este respecto, se puede citar un  recordado hito que  ocurrió en el 2010 cuando la Ópera Estatal de Viena decidió escenificar: Alcina de Handel, presumiblemente el primer título barroco de la compañía, contando con el ensamble francés Les Musiciens de Louvre bajo la conducción de su titular Marc Minkowski; y recientemente la Ópera de Ámsterdam hizo lo propio en su montaje de Giulio Cesare invitando a Le Concert d'Astrée con su directora Emmanuelle Haïm, producción a la que asistí a principios de este año  y reseñé, misma situación que ha ocurrido en la Ópera de Paris, entre muchos ejemplos que se podrían mencionar. Desde el clavecín, y al frente de su orquesta Harry Bicket realizó una lectura eficiente de la partitura, con buena dinámica, precisión y extremado cuidado por las voces y su lucimiento en la brillante sucesión de arias que contiene la partitura. Por su parte los músicos de la orquesta se desempeñaron con desenvoltura y convencimiento en su práctica, exhibiendo un sonido homogéneo y fresco que emanó de la sección de cuerdas, así como de los oboes, flautas y la tiorba, logrando el cometido de agradar al público que escuchaba y el de crear marco adecuado para la parte cantada. Afecto a trabajar con cantantes angloparlantes, del elenco que eligió  Bicket en esta ocasión sobresalió la soprano Lucy Crowe, como Rodelinda, quien mostro virtudes en su canto como una tonalidad rica, bien articulada, la capacidad de conmover y extraer los tintes dramáticos y los momentos de sufrimiento por los que atraviesa el personaje, que adornó con sublimes ornamentos dejando momentos memorables en sus arias "L'empio rigor del fatto" y Se'l mio duol non è sì forte” además del conmovedor dúo del final del acto II "Io t'abbraccio" con Bertarido. Este personaje fue interpretado con la dominante presencia escénica y el sorprendente desempeño vocal del contratenor Iestyn Davies (tanto el cómo Crowe aparecen en la grabación mencionada de esta ópera).  El papel fue compuesto para el célebre contratenor italiano Senesino, y ofrece momentos y arias de sentimientos profundos, que aquí Davies supo transmitir con facilidad, destreza y claridad, como en la conocida aria: “Dove sei, amato bene?” Otra fortaleza del elenco fue la presencia de la mezzosoprano Christine Rice, reconocida interprete que dio relevancia al papel de Eduige por la suntuosidad de su canto, y por su desempeño actoral con el que dio sentido a su personaje.  Muy bien estuvo el contratenor Aryeh Nussbaum Cohen en papel de Unulfo, con una voz ágil, dúctil que agradó con su ejecución del aria "Fra tempeste funeste", escuchada con frecuencia en concierto.  El tenor Eric Ferring en el papel de Grimoaldo, mostro finura y elegancia en su canto, desplegando una voz ligera y grata en su color. Finalmente, en el papel de Garibaldo, de poca relevancia y fortuna en la trama, el bajo-barítono Brandon Cedel tuvo un discreto desempeño por su canto amplio, robusto, y fuera de estilo. Es de notar que, sin contar con fastuosas escenografías y vestuarios, y con tan solo ciertos movimientos, gestos y actitudes escénicas de los cantantes basta para hacer entendible la enredada historia de la ópera permitiendo a la audiencia concentrarse en la música y el canto. Al final, con mucho entusiasmo y aclamación premio el público presente a los intérpretes y músicos por la electrizante función que regalaron. Lástima que solo se haya programado una sola función, que no logró llenar el inmenso Dorothy Chandler Pavilion, además de las inexplicables deserciones de público en los dos intervalos, que demuestran que quizás la ópera barroca sigue siendo un pendiente que aún debe resolver el teatro para involucrar más a los que asisten a lo que aquí se programa.'






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