Dr. Alberto Leal
Que placer produce ver una de las más importantes “Zarzuelas” en una excelente producción. Es una pena que un género enraizado en gran parte de nuestro pueblo tenga tan poca difusión y en general – salvo años atrás en el Teatro Colón – puestas de bajo nivel. Amadeo Vives, compositor catalán, supo pintar en forma espléndida el Madrid del Siglo XIX. Es curioso pero esta obra fundamental del género fue generada con la ayuda de otros grandes compositores de la época. Debido a un accidente sufrido por Vives colaboraron en distintas partes de la partitura, Joaquín Taurina y Conrado Campos, entre otros. Basado el la “La discreta enamorada” de Lope de Vega, los libretistas Sarachaga Y Fernández-Shaw Iturralde, captaron perfectamente el clima y la picardía de la época y junto a Vives lograron una obra maestra del género. El Teatro Argentino no escatimó esfuerzos en generar una espléndida puesta, que arropó a esta “Doña Francisquita”. Partiendo de muy lograda escenografía de Daniel Feijóo, totalmente en época, con facilidad de cambios y con momentos casi cinematográficos. Bella en lo visual, realizada con preciosismo totalmente madrileño. Gran trabajo. La labor de Pedro Moreno es de una gran belleza, colores y texturas excelentemente combinados, sin falso “españolismos”, contribuyó en gran parte a la suntuosidad de esta puesta. Otro trabajo para atesorar. Jaime Martorell basó su puesta en un planteo claro, tanto para los solistas como para el coro, logrando un notorio hilo dramático, sin dejar nunca de lado la parte cómica de la obra y también aquí se vio que fue dejado todo detalle folclórico, cosa que desde el punto de vista integral se agradece. En lo musical, el Maestro Darío Domínguez Xodo dirigió en estilo y la orquesta le respondió en todo momento. Tal vez – viendo el volumen de las voces con que contaba – una mejor adecuación entre foso y orquesta hubiera mejorado sensiblemente la función como un todo. No es nada fácil para los cantantes abordar este género. La mezcla de canto con diálogos hablados no es fácil de superar desde el punto de vista vocal. Por eso en España existen intérpretes que se dedican solamente a este género. Las tres mejores prestaciones llegaron de la mano de los tres roles cómicos. Luis Gaeta, que como pocos cantantes puede ir de Wagner, pasando por Verdi y llegar a Vives con el mismo nivel de efectividad, afirmó su vigencia como Don Matías. Creo en lo personal que se divirtió haciéndolo y logró divertir a la audiencia, siempre con genuinos efectos y desarrollando una gran vitalidad en escena.
Santiago Burgi, como Cardona realizó un trabajo de primera línea, claro y siempre afinado en lo vocal, desplayó genuinas dotes de actor – incluyendo la parte de la Maja – y su trabajo lo coloca a nivel internacional. Marta Cullerés, como Francisca madre, cantó y actuó con gran solidez y produjo momentos de gran comicidad en los dúos con Luis Gaeta. En los papeles principales el resultado fue algo más desparejo. Marisú Pavón, a quien hemos visto en excelentes trabajos, fue aquí una correcta Fancisquita. Superó con algo de esfuerzo la esperada canción del Ruiseñor y fue poco audible en los textos hablados y en el centro de su voz. Seguramente en un teatro de menores dimensiones hubiera lucido mucho más. Pero compuso un personaje totalmente creíble. Mónica Sardi cantó con corrección su Aurora. No es un personaje fácil, exige mucho desparpajo y sensualidad. Nuevamente aquí su centro fue algo débil y por momentos poco audible, pero creo que su mayor falencia fue no mostrar más desenfado en esa mujer fatal que exige una gran dosis de sensualidad y carácter. El tenor mexicano Ricardo Bernal cumplió acertadamente con su Fernando. Su timbre no es de los más agraciados, pero canta con buen volumen, buena afinación y salvó su aria, tal vez la más conocida de la obra – ya que fue grabada por los más importantes tenores hispanos – logrando un agudo final que con esfuerzo pudo controlar. Tiene una buena planta y se movió en muy buena forma en el escenario. Ricardo Crampton, con la voz más potente de todo el elenco, con excelente dicción y un canto franco, compuso un muy buen personaje y esperamos tenga pronto la oportunidad de mostrar todo su talento en un rol más importante. No podemos dejar de nombrar a Patricio Olivera y Maximiliano Agatiello, ambos un lujo en papeles comprimarios. Correcto el resto del elenco. Excelente trabajo del Coro tanto desde el punto de vista vocal como de actuación. Magnífico, bajo todo punto de vista, el Ballet. En una puesta donde lo remanido y tradicional fue dejado de lado, fue más que inteligente que el ballet presentara en gran parte de su prestación estilo “Escuela Bolera”, un legado del gran artista que fue Don Angel Pericet. Llevándose la mayor ovación de la noche.Un párrafo especial para los artesanos del Teatro Argentino por su excelente trabajo. En resumen, una excelente puesta, una Zarzuela donde no se escatimaron gastos, un gran placer para la vista y para nuestros oídos. Solo es de lamentar la falta de público en un gran espectáculo. Tengo entendido que esto no fue así en las funciones de fin de semana. Solo nos resta agregar, que se repita! Manteniendo el nivel de calidad de lo visto.
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