Johnny Teperman A.
Con aprobación unánime, público, críticos y expertos de la lírica), culminaron las presentaciones de la ópera "Tannhäuser", de Richard Wagner, cuarto título de la tempoprada lírica 2012 del Teatro Municipal de Santiago. La soprano holandesa Eva María Westbroek, figura de calidad mundial, con un registro vocal extrordinario, destacó nitidamente en el elenco de gran calidad, que le dio inmensa jerarquía a esta obra del genio germano, sin duda una puesta en escena de excelencia.“Sintió Tannhäuser, noble caballero, / de amor y de placer ansias frenéticas; / fue a la montaña de la hermosa Venus; / siete años vivió en ella”. Los versos son del poeta alemán Heinrich Heine, en el que Richard Wagner se habría basado para su célebre ópera. El poema nos traslada al hogar de Venus (la hermosa y llena de talento, la mezzosoprano austríaca Natasha Petrinski) la diosa del amor y nos introduce en una historia en que el protagonista Tannhäuser, con un rol de elevadas exigencias vocales, tuvo un buen intérprete, pese a altibajos de su voz, que le afectaron desde la primera presentación. –un papel de altas demandas vocales que fue interpretado por el tenor holandés Frank van Aken– quien se debate entre el amor pagano (Venus) y el sagrado. Este último es encarnado en la historia por Elisabeth o Santa Isabel, rol que trajo al escenario nacional a una de las sopranos wagnerianas más importantes del mundo: Eva-Maria Westbroek. Además del éxito que alcanzó en 2011 en el estreno mundial de Anna Nicole en el Covent Garden de Londres, la artista triunfó anteriormente con Tannhäuser en ese mismo escenario y también en La Bastilla de París.
Con aprobación unánime, público, críticos y expertos de la lírica), culminaron las presentaciones de la ópera "Tannhäuser", de Richard Wagner, cuarto título de la tempoprada lírica 2012 del Teatro Municipal de Santiago. La soprano holandesa Eva María Westbroek, figura de calidad mundial, con un registro vocal extrordinario, destacó nitidamente en el elenco de gran calidad, que le dio inmensa jerarquía a esta obra del genio germano, sin duda una puesta en escena de excelencia.“Sintió Tannhäuser, noble caballero, / de amor y de placer ansias frenéticas; / fue a la montaña de la hermosa Venus; / siete años vivió en ella”. Los versos son del poeta alemán Heinrich Heine, en el que Richard Wagner se habría basado para su célebre ópera. El poema nos traslada al hogar de Venus (la hermosa y llena de talento, la mezzosoprano austríaca Natasha Petrinski) la diosa del amor y nos introduce en una historia en que el protagonista Tannhäuser, con un rol de elevadas exigencias vocales, tuvo un buen intérprete, pese a altibajos de su voz, que le afectaron desde la primera presentación. –un papel de altas demandas vocales que fue interpretado por el tenor holandés Frank van Aken– quien se debate entre el amor pagano (Venus) y el sagrado. Este último es encarnado en la historia por Elisabeth o Santa Isabel, rol que trajo al escenario nacional a una de las sopranos wagnerianas más importantes del mundo: Eva-Maria Westbroek. Además del éxito que alcanzó en 2011 en el estreno mundial de Anna Nicole en el Covent Garden de Londres, la artista triunfó anteriormente con Tannhäuser en ese mismo escenario y también en La Bastilla de París.
En este trío de intérpretes musicales y teatrales, radicó principalmente, el éxito arrebatador de esta obra, aun que justo es remarcar al muy buen elenco de acompañantes. Debemos, especialmente, mencionar al barítono alemán Markus Brück, quien personificó en forma brillante y convincente a Wolfram von Eschenbach, enamorado secreto pero sin esperanzas de Elizabeth y Andreas Bauer, a Hermann. En distintos roles sobresalieron por sus voces y actitud teatral, los cantantes Luis Olivares, tenor chileno (Walther von der Vogelwiede); Marcela González, soprano chilena (un pastor) y los cantantes nacionales, el tenor Juan Pablo Dupé, el barítono Patricio Sabaté y el bajo David Gáez. Junto a ellos el Coro del Teatro Municipal de Santiago, dirigido una vez más por Jorge Klastornick ha sido nuevamente protagonista, pues esta obra le ha permitido desarrollar al máximo su potencial, para completar con gran perfección técnica, la interpretación del mundo wagneriano. La Orquesta Filarmónica de Santiago, a cargo del maestro israelí Rani Calderón, su titular, completó con estilo netamente wagneriano, la parte musical de esta obra, considerada como una de las emblemáticas del autor germano. La parte artística netamente teatral, también ha estado realizada por un conjunto de primer nivel, con una puesta en escena ajustada al perfil wagneriano del regisseur alemán Michael Hampe, quien ha trabajado en varias óperas para el Teatro Municipal de Santiago –entre ellas Elektra, en 2010 y Aida, en 2011–. Unidos a él, codo a codo en este montaje,lucieron una gran precisión los especialistas nacionales, Germán Droghetti (correctos su escenografía y el vestuario), Jaime Pinto (coreografía) y Ramón López (iluminación).El ballet de la Bacanal del primer acto, sugerente, aunque con una iluminación tenue, que obligaba al público a usar la imaginación.
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