Fotos: Teatro el Circulo de Rosario
Dr. Alberto Leal
Pocos teatros de nuestro medio tienen la cualidad, demostrada en estos
últimos años por el Teatro El Circulo, de generar excelentes funciones
eligiendo títulos convocantes, y lo más importante, los artistas más idóneos
para cada tarea. Sería importante que otros teatros de nuestro país tomen su
ejemplo. Artistas de primer nivel que en el Teatro Colón son generalmente
marginados a segundos elencos, resultando la mayoría de veces mejor que el
primero, ya que los elementos importados son de un nivel notablemente inferior.
Seguramente existe una causa pero prefiero no saberlo….ni imaginarlo. En esta
ocasión se presentó un doble programa, no habitual, Suor Angélica y I
Pagliacci. Dos obras de hondo dramatismo que funcionaron muy bien juntas. La dirección musical corrió por cuenta del Maestro Carlos Vieu, en lo personal
el mejor director de la actualidad radicado en nuestro país. Brindó dos
vibrantes versiones, totalmente en estilo y con los tiempos adecuados. Fue
correctamente complementado por la orquesta, con algunos titubeos en Sour
Angélica pero, tanto Director como Orquesta se sintieron a sus anchas en I
Pagliacci. Estrella indiscutida de la doble velada fue el tenor Enrique Folger. Su voz se
ha tornado más oscura, su volumen imponente en un Teatro como el Círculo, cantó
con total seguridad, actuó como el más experimentado de los actores. Pocos
tenores en el mundo pueden brindar un Canio con la belleza de su voz, su línea
de canto y su notable temperamento. BRAVO! Y más que merecida la ovación que
recibió. Sigo preguntándome porque un cantante de sus quilates sigue en nuestro
país cuando los tenores que son contratados por el Colón no llegan ni de lejos
a su nivel y que cubre además un repertorio de Wagner a Puccini, siempre con la
misma excelencia. Más que una grata sorpresa fue la Sour Angélica de Paula
Almenares.
Es evidente que la soprano está volcándose a roles más pesados y
creo que es el momento justo. Más que gratamente impresionado quedé con su
excelente Sour Angélica. Su voz, ahora más oscura, con libertad total en toda
su extensión, notables graves en la primera parte de la obra y contundentes
agudos en el final, proyectó una genuina y fuerte emoción. Y como siempre una
modélica línea de canto. Un excelente trabajo. Difícil de entender que no
figure en la temporada del Colón ni del Argentino. No logró mantener el mismo nivel en la Nedda de I Pagliacci. Su voz sonó
cansada, con menos peso. Siempre fue correcta en lo vocal y actuó con el
desenfado necesario, pero distó de llegar al notable nivel de Suor Angélica. Y
es casi lógico que luego de su entrega en el primer título, tanto vocal como
emotiva, fuera muy difícil mantener un nivel similar. Leonardo López Linares, volvió a mostrar su hermosa voz de barítono, su
impecable línea de canto y sus grandes adelantos con actor. Gran trabajo. Anabella
Carnevali, mostró el habitual terciopelo de su timbre, su impactante volumen,
pero no me cerró como personaje. Tal vez no fue favorecida por su espléndida
figura y el excelente vestuario, en gamas de verdes, que la aleja de la imagen
de la edad y la época de La Zia Principessa. Algo más de maldad era
absolutamente requerida. Siempre será un placer verla y escucharla pero creo
que tiene que trabajar más su personaje, por momentos ausente de la escena,
aquí no se si se debió a la marcación del Director de Escena.
Pero su voz y su
temperamento reclaman importantes roles en nuestro querido Colón. Ismael Barrile brindó un correcto Silvio, bien actuado y correctamente cantado.
Marcela Novero y Graciela Mozzoni se lucieron en el grupo de hermanas. Daniel
Gómez López – como Beppe – lució una línea de canto errática, buen actor, pero
necesita trabajar más en lo vocal. Sus respiraciones constantes cortando las
frases no fueron realmente agradables. Correcto el amplio elenco de hermanas en
Suor Angélica y buen trabajo de ambos coros. Notable el vestuario de Ramiro
Sorrequieta y Liza Tanoni, salvo el espléndido vestido de la Zia Principessa,
hermoso de ver pero fuera de contexto. Simple pero efectiva la escenografía de
Jorge A. Fernández. Debo confesar que luego de ver su “Barbero” en el Argentino
de La Plata no tenía confianza en la puesta de Rubén Martinez. Pero fue un
error. Aquí siguió con total fidelidad el argumento de ambas óperas, con dos
pequeños y acertados guiños en ambos finales. Volvió a la versión original
restituyendo al barítono la frase “LA COMMEDIA E FINITA” y un inesperado final
en Suor Angélica. Un trabajo de excelencia, con muy buena marcación de los
cantantes y un notable fluir de ambos dramas. Bravo. Y espero sea considerado
para otras puestas. En suma, una excelente versión de este doble programa que
solo es de lamentar que haya podido ser vista solamente en Rosario. Felicitaciones
a todas los que fueron parte de esta lograda jornada lírica.
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