Fotos: Teatro Colón
de Buenos Aires
Dr. Alberto
Leal
Estrenada en
el Teatro Lírico de Milán, el 6 de
noviembre de 1902 con la participación de Enrico Caruso, fue
siempre un vehículo para las más grandes sopranos de cada época. Desde Claudia
Muzio, pasando por Leyla Gencer, Virginia Zeani, Montserrat
Caballé, Renata Tebaldi , Renata Scotto, Raina Kabaivanska,
Mirella Freni y Joan Sutherland. En la actualidad Angela Gheorghiu (cuya
cancelación en la actual producción era, en lo personal, algo sabido de
antemano. Sus medios actuales no se adaptan para una obra que requiere medios
importantes, potencia dramática para las partes recitadas y facilidad para
apianar, sumado a un teatro de las dimensiones del Colón). Adrienne Lecouvreur fue en realidad una famosa actriz francesa y tuvo amoríos
con Mauricio, Conde de Sajonia. Pero el argumento mezcla realidad y fantasía,
logrando una interesante trama. A través de los años la partidura original
sufrió cortes importantes, pero la obra mantiene su encanto a pesar de algunas
incoherencias argumentales. O acaso Il Trovatore tiene alguna coherencia
argumental? Las obras se deben analizar como un todo y allí Adriana sale airosa
con espléndidos momentos musicales y vocales. Aunque, como hemos dicho, es un
vehículo para grandes divos y en especial para notables divas, la versión
presentada por el Colón – en este reparto alternativo – no los tuvo, pero si
excelentes cantantes que lograron una versión de notable interés. Sabrina Cirera, finalmente en el lugar que le corresponde debido a sus condiciones,
cantó una notable Adriana. No es naturalmente una diva, pero si una buena
actriz que supo dar una muy buena resolución a cada una de sus escenas. Con una
voz de buen volumen, notable línea de canto y gran facilidad para emitir
impecables y hermosos pianísimos (absolutamente imprescindibles para esta
obra), su Adriana conmovió y no dudo que debe abrir una nueva etapa para su
carrera. Guadalupe Barrientos como la Princesa de Bouillon, fue un volcán en
erupción en escena. Desde el comienzo mostró un temperamento ideal para el rol,
notable dotes de actriz y gran volumen. Debido a la falta de equilibrio entre
foso y escenario, fue muy difícil escuchar sus graves en su aria inicial,
perjudicada además por la serie de cortinados que bajaban en ese momento. Y es
curioso de entender como el Maestro Lápiz, con su gran experiencia, no logró
notar que distraían el momento más importante de la mezzo .De todas formas su
trabajo fue notable, bordeando la excelencia y que solo necesita trabajar algo
más en su registro grave. Bravo! Gustavo López Manzitti es un tenor todo terreno. Siempre musical, con prefecta
afinación y excelente línea de canto. Trazó un Mauricio absolutamente creíble,
moviéndose libremente en escena. Su timbre sigue sonando algo velado, como si
su colocación se emita desde atrás. Creo que ya es su técnica y no admite a
esta altura modificaciones. Pero es siempre infalible técnicamente.. Sin dudas
con un timbre más presente y con más armónicos tendría una gran carrera
internacional. De todas formas siempre es un gusto verlo y oírlo por la
seguridad de su canto y el hecho de no producir el menor stress en la audiencia
debido su seguridad musical.
Omar Carrión generó un Michonnet totalmente creíble, con momentos absolutamente
conmovedores. Por momentos fue también perjudicado por el volumen de la
orquesta. Lucas Debevec Mayer lució presencia escénica y una voz acorde. Iván Maier, tal vez el trabajo más impecable del elenco, contó y actuó con
total seguridad. Muy suelto como actor y siempre preciso vocalmente. Aunque
puede abarcar un repertorio más amplio, es como volver a ver a un grande como
Nino Falzetti. Gran trabajo. Correcto el resto del elenco. El Maestro Mario Perusso a quien siempre admiré en sus versiones del
verismo y especialmente en Puccini, logró que la orquesta le respondiera con
total corrección, pero pocas veces se logró balancear el foso con el escenario,
tapando frecuentemente las voces de los cantantes. El Maestro Aníbal Lápiz es sin dudas el mejor vestuarista de nuestro
medio. Su dupla con el maestro Oswald lograron puestas inolvidables. Aquí,
desempeñando ambos roles mostró lujo y una puesta totalmente en época, que el
título no admite otra forma. De todas maneras con una puesta más aliviada, con
menos tules y telas todo el tiempo invadiendo el escenario, el drama hubiera
ganad en intensidad. Generalmente menos es más. Valoro su trabajo como el de Christian Prego (habitual asistente del Maestro
Oswald), pero no dudo que un menor detallismo y un escenario más despejado
hubiera favorecido a esta esperada Adriana. Seguramente muchos de los habitúes
estarán muy contentos con esta puesta, a la que llaman “una puesta a nivel del
Colón”, pero las épocas van generando cambios en todos los teatros del mundo y
aquí poco se vio. Buena versión de una hermosa ópera.
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