Tuesday, December 21, 2021

Macbeth de Verdi en el Teatro alla Scala de Milán

Foto: Brescia & Amisano

Massimo Viazzo

Un Macbeth híper-tecnológico, espectacular y de fuerte impacto visual es con el que se inauguró la nueva temporada del Teatro alla Scala de Milán.  Davide Livermore, en su cuarta inauguración consecutiva, firmó una producción con la cual el teatro milanés demuestra estar al día en el uso de instrumentos tecnológicos a la vanguardia y al máximo nivel. Con su extraordinario staff, Livermore ambientó la opera verdiana en un futuro distópico, y aquí las citas cinematográficas se agotan (al director de Turín a menudo le encanta recurrir al cine). Mirando la escena dominada por una megalópolis que se refleja simétricamente sobre sí misma, inmediatamente vienen a la mente títulos como Blade Runner, Inception como también Metropolis. Así, Livermore ambienta a Macbeth en el futuro, pero sin alterar su dramaturgia. Por supuesto, que no hubo regieteather (aunque alguno lo acusó de ello), pero la historia fluye naturalmente y se comprende bien en el entorno híper-moderno mencionado anteriormente. Quizás el único punto real que se le puede hacer notar al director es la limitación del elemento sobrenatural tan importante en Shakespeare y en Verdi.  Pero el espectáculo convence porque sin trastornar la nueva ubicación, logra amplificar la violencia de una historia de abuso y muerte que evidentemente seguirá entrelazada con la historia de la humanidad entera. Riccardo Chailly concertó la partitura con mucha atención a los timbres y su calidad dramática, creando una interpretación que siempre estuvo muy atenta del escenario. Fraseo preciso y búsqueda del color adecuado según el momento fueron sus peculiares cifras. En el papel principal, Luca Salsi fue el vencedor de la velada mostrando una voluminosa voz de barítono, con un tono masculino, áspero pero variado, con una dicción perfecta y una atención muy cuidada a los signos en la partitura. Escuchar a Luca Salsi da una buena idea de lo que Verdi quiso decir cuando hablaba de parola scenica. Si bien mostró algunas señales de cansancio en su gran escena de sonambulismo del último acto, Anna Netrebko confirió a su Lady relevancia y notable autoridad, con un tono de voz aterciopelado, bruñido y un acento bien proyectado. Ildar Abdrazakov y Francesco Meli completaron el reparto con dos pruebas mayúsculas, El bajo ruso personifico un Banco de rara belleza tímbrica mientras que Meli refinó y embelleció con su técnica y el fraseo idiomático que le conocemos, al papel de Macduff, un personaje que muchas es visto solo como de acompañamiento. Chiara Isotton (Dama) e Iván Ayón Rivas (Malcolm) también mostraron una excelente presencia vocal y escénica. Una vez más, señalo las convincentes y nunca predecibles coreografías del tercer acto de Daniele Ezralow y la virtuosa parte de videos creada por D-Wok. Finalmente, una mención especial para el magnífico Coro Scaligero que fue dirigido por su nuevo maestro titular, Alberto Malazzi. Un triunfo repleto de ovaciones para todos al final de la función.



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