Eduardo Andaluz
Camerata Pacifica, la orquesta
de música de cámara con sede en la ciudad de Santa Bárbara California, se ha
caracterizado por ofrecer a su público programas atrevidos y eclécticos
compuestos de obras contemporáneas, obras poco conocidas de compositores
famosos y por supuesto piezas habituales del repertorio de cámara. Además,
ofrece sus conciertos en cuatro diferentes salas de concierto, primero en su
sede en Santa Bárbara, y después en ciudades como Ventura, San Marino y Los
Ángeles. Como todas las asociaciones
árticas y agrupaciones musicales en la actualidad, continúan sufriendo los
efectos de la pandemia para atraer público, y hacer que este vuelva a disfrutar
de la música en vivo, pero eso no ha sido un impedimento para que la orquesta
siga adelante con sus programas. El
último concierto de la temporada, se llevó a cabo en el auditorio Zipper Hall,
de la importante escuela de música de la ciudad de Los Ángeles The Colburn School,
ubicada en el centro de la ciudad sobre la avenida Grand, a tan solo unos pasos
del Walt Disney Hall y la Ópera de Los Ángeles.
Este último programa de la agrupación mezcló estilos y épocas diferentes
como la del compositor estadounidense John Adams (1947) con la Johann Sebastián
Bach (1685-1750) y el italiano Giovanni Battista Pergolesi (1710-1736),
teniendo como invitado solista al sopranista venezolano Samuel Mariño una sensación en la ópera barroca en la actualidad,
quien realizaba su debut estadounidense en estos conciertos. Con un registro parecido al de una soprano
lirico ligera, y una vestimenta algo extravagante se presentó el joven artista
quien interpretó la cantata “Non sa che
sia dolore” BWV 209 de Bach una encantadora pieza, secular como la mayoría
de las cantatas de Bach, y algo anómala, por ser una de sus dos únicas en
italiano y su cercanía con la ópera, que además posee un cierto halo de
misterio. Compuesta principalmente para
soprano, flauta, cuerdas y continuo, es una obra muy ligera en su textura y
contiene dos pares de recitativos y arias en las que Mariño cantó con
expresividad, animación y una voz ligera, de atractivo color uniforme, atractivo
y facilidad en la flexibilidad de la voz, a pesar de un despliegue emocional
por momentos exagerado. Buen
acompañamiento del reducido pero seguro grupo de solistas, algo alejados del
estilo y carentes de un sonido más barroco, pero al final satisfactorio. En contraste, se ofreció el Salve Regina en do menor para soprano, cuerdas
y continuo de Pergolesi, otra breve obra más sentimental, sentida, quizás
trágica y religioso en su concepción. Una especie de himno a María. En su brevedad expresa diversos sentimientos,
en este caso sentí la voz de Mariño, algo artificial artificial, menos
convincente y un poco áspera y poco comunicativa. Hubiera sido ideal una
elección en la que el cantante pudiese desplegar su potencial pirotécnico y
vocal que seguramente posee, y que le ha servido para hacerse un nombre en el
mundo de la música barroca y antigua y que lo ha llevado a realizar grabaciones
discográficas y a presentarse en importantes escenarios europeos de música
antigua. El concierto se complementó con la ejecución de Shaker Loops, para septeto de cuerdas (1978-1982) del famoso
compositor John Adams, una pieza con su característico sonido minimalista. Con
la música de esta pieza de aproximadamente treinta minutos de duración en
cuatro movimientos titulados I. Shaking
and trembling II Hymning Slews III Loops and verses y IV Final shaking;
Adams intentó emular el efecto domino de los cuerpos en el agua. La idea del
compositor era repartir de manera circular la vibración y la oscilación de las
cuerdas entre las notas, en una especie de baile repetitivo con música
energética. La obra es interesante de escuchar y los músicos de las Camerata,
la tocaron con intensidad y vigor. Es ligera y asequible, incluso atractiva al
oído. Como dato, Adams realizó varias
versiones de la misma pieza, hasta llegar a esta versión de cuerdas para
septeto, y a pesar de que existen diversas grabaciones discográficas la
composición fue considerada como un fracaso comercial, y por ello es raro escucharla.
Un descubrimiento asistir a un concierto
de la Camerata Pacifica que se puede describir como diferente, variado,
atractivo e interesante.
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