Fotos: Werner Kmettisch Lyniv; Susanne Diesner
Ramón Jacques
La Düsseldorfer Symphoniker
o Sinfónica de Düsseldorf, es una sobresaliente agrupacion musical
de la región de Renania del Norte-Westfalia, en el noroeste de Alemania, ya que
es la orquesta estable de una de las compañías de ópera más importantes de ese
país como lo es la Deutsche Opera am
Rhein. De manera paralela a su labor en las funciones de opera y ballet que
se ofrecen en la casa de ópera de Düsseldorf, así como en la de la cercana
ciudad de Duisburg, sede alterna de la compañía; la orquesta lleva a cabo su
temporada de música sinfónica, en la peculiar sala Tonhalle Düsseldorf, un planetario construido en 1926 y convertido
en sala de conciertos en los años 70. En la actualidad son pocas las orquestas
de foso que tienen la posibilidad de interpretar obras sinfónicas, pero se
trata de una práctica interesante, que personalmente al presenciarlo con la
orquesta de la ópera de San Francisco (a pesar de que lamentablemente el
proyecto solo duró un par años), se notaba en sus ejecuciones operísticas una mayor
soltura expresiva, precisión y matices que adquiridos de las obras sinfónicas.
La Sinfónica de Düsseldorf
fue dirigida en este concierto por la joven ucraniana Oksana Lyniv, actual directora musical de la ópera de Graz Austria
quien ha recorrido ya importantes teatros europeos (Berlín, Múnich,
Barcelona). En el concierto se
escucharon las danzas de la ópera “La Corona de Oro” del poco conocido
compositor ucraniano Boris
Lyatoshynsky, que ofrecen una grata fusión de sonidos orientales con profusas
percusiones y metales. De Ralph Vaughn Williams se eligió su Concierto en la menor para oboe y cuerdas, teniendo como solista a Ramón Ortega Quero,
músico español y actual oboísta principal de la Filarmónica de Los Ángeles,
quien aportó la sensualidad y energía de su maestría del instrumento. El
programa incluyó el Concierto para orquesta de Béla Bartók donde se apreció de manera individual el virtuosismo y
la uniformidad que poseen los músicos de esta orquesta. Por su parte, Oksana
Lyniv, agradó por admirable elegancia, y la elocuencia y el desparpajo que
imprime a su conducción.
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