Thursday, May 16, 2019

El sueño de una noche de verano en el Teatro de la Zarzuela de Madrid


Fotos: Javier del Real

Ramón Jacques

La labor de recuperación de obras olvidadas continua en el Teatro de la Zarzuela, y en esta ocasión se trató del sueño de una noche de verano, ópera cómica en tres actos de Joaquín Gaztambide, que fuera estrenada hace más de 166 años. Aunque Gatzambide fue un prominente compositor de zarzuelas de la mitad del siglo 19 y su contribución al género fue significante, sus composiciones han sido injustamente olvidadas, por suerte este coliseo madrileño se ha dado a la tarea de irlas recuperando de manera gradual.  Personalmente recuerdo haber presenciado aquí mismo en diciembre del 2012, una función de El Juramento con una grata puesta en escena de Emilio Sagi.  Una característica de los montajes que aquí se ven es el buen gusto en su diseño y su confección, sean modernos, tradicionales o polémicos, y esta no ha sido la excepción.  La trama de esta nueva producción, una adaptación, narra las peripecias en torno al rodaje para cine de una zarzuela homónima de la obra Shakespeare, financiada por una aristócrata italiana. La novedosa y enmarañada propuesta juega con el concepto del teatro dentro del teatro, y tanto el creador de la escena Nicolas Boni, como el director de escena Marco Carniti sitúaron la acción en la Roma de los 50, la de la ‘Dolce Vita’ donde aparecen diversos personajes de Shakespeare, así como el propio literato, Orson Wells, Guillermo del Toro (aquí Guillermo del Mono), Falstaff o la Reina Isabel que es en realidad la aristócrata italiana y productora del espectáculo. 
Los artistas interpretan personajes que viven entre el sueño y la realidad, entre lo absurdo y lo cómico, pero en divertidas situaciones, que Carniti supo incorporar en la justa medida.  Los elegantes vestuarios de Jesús Ruiz y la iluminación de Albert Faura redondearon la parte visual del espectáculo.  En el podio, el experimentado Miguel Ángel Gómez Martínez mostró pericia y conocimiento para resaltar la jovialidad y la delicadeza melódica de la orquestación que mezcla algunas cualidades italianas con ritmos españoles. La Orquesta de la Comunidad de Madrid mostró oficio, así como el coro del teatro y los artistas en escena.  La soprano María Rey-Joly, con amplia experiencia en este escenario, personificó una sensual y refinada Reina Isabel/Tortellini cantando con claridad vocal; y el tenor Santiago Ballerini, mostró su grata timbre belcantista en sus intervenciones como Guillermo del Moro/ Shakespeare. Divertido y jocoso estuvo el Falstaff del barítono Valeriano Lanchas, quien cantó con profundidad y potente emisión. y Sandra Ferrández actuó y cantó bien a una veleidosa Olivia de Plantagenet, cómplice de la princesa Tortellini.





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