
Massimo Crispi
Hace ya muchos años que nos acostumbramos a escuchar el repertorio barroco interpretado por orquestas de instrumentos antiguos o sus replicas tocando según los criterios de las prácticas antiguas de interpretación. Por ello en muchos casos hemos asistido a una verdadera revitalización y al descubrimiento de un enorme patrimonio musical como si fuese visto desde otra perspectiva, y nos hemos acostumbrado al sonido de las orquestas antiguas, que es totalmente distinto al que producen las modernas, y a un fraseo que aunque es diverso, esta dictado por las características peculiares de aquellos instrumentos y que proviene de la interpretación de los antiguos códigos de autores de los siglos XVII y XVIII. Ese sonido, tan particular, que es además tan distinto entre una orquesta y otra, ha entrado ya a nuestros oídos, a tal punto que podríamos diferenciar fácilmente una interpretación histórica de una moderna. Hay que añadir a eso que también muchos hoy pueden fácilmente apreciar las tonalidades y las innovaciones, así como los distintos repertorios, los redescubrimientos de manuscritos antiguos y clásicos, y también ha ocurrido que se han creado partidarios de un ensemble o de otro. Sin embargo, de vez en cuando ocurre que este repertorio es tocado por orquestas "modernas" ¿Que sucede en ese caso? Y ¿Qué pasa si para dirigir una orquesta "moderna" se invita a un director que usualmente dirige dos grupos importantes en el mundo de los instrumentos antiguos como Philip Pickett? Asistimos al tercer concierto del año de la Orquesta Ciudad de Granada, en la temporada de su regreso al Auditorio Manuel De Falla después de remodelaciones, y es un sitio de una acústica excepcional que, como puntualizó en el programa de mano, ha dado forma al sonido de esta excelente agrupación instrumental.
Hace ya muchos años que nos acostumbramos a escuchar el repertorio barroco interpretado por orquestas de instrumentos antiguos o sus replicas tocando según los criterios de las prácticas antiguas de interpretación. Por ello en muchos casos hemos asistido a una verdadera revitalización y al descubrimiento de un enorme patrimonio musical como si fuese visto desde otra perspectiva, y nos hemos acostumbrado al sonido de las orquestas antiguas, que es totalmente distinto al que producen las modernas, y a un fraseo que aunque es diverso, esta dictado por las características peculiares de aquellos instrumentos y que proviene de la interpretación de los antiguos códigos de autores de los siglos XVII y XVIII. Ese sonido, tan particular, que es además tan distinto entre una orquesta y otra, ha entrado ya a nuestros oídos, a tal punto que podríamos diferenciar fácilmente una interpretación histórica de una moderna. Hay que añadir a eso que también muchos hoy pueden fácilmente apreciar las tonalidades y las innovaciones, así como los distintos repertorios, los redescubrimientos de manuscritos antiguos y clásicos, y también ha ocurrido que se han creado partidarios de un ensemble o de otro. Sin embargo, de vez en cuando ocurre que este repertorio es tocado por orquestas "modernas" ¿Que sucede en ese caso? Y ¿Qué pasa si para dirigir una orquesta "moderna" se invita a un director que usualmente dirige dos grupos importantes en el mundo de los instrumentos antiguos como Philip Pickett? Asistimos al tercer concierto del año de la Orquesta Ciudad de Granada, en la temporada de su regreso al Auditorio Manuel De Falla después de remodelaciones, y es un sitio de una acústica excepcional que, como puntualizó en el programa de mano, ha dado forma al sonido de esta excelente agrupación instrumental.

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