
Lloyd Schwarz
Opera Boston puso en escena una nueva producción de Fidelio, la única opera compuesta por Beethoven. La primera impresión de la idea del director de escena Thaddeus Strassberger, de situar la opera en la época de la represión política, el heroico rescate, y el significado de la libertad dentro del contexto de la inquisición española pareció no ser mala de inicio. Pero la producción confundió la diferencia entre la opresión política con la religiosa y las injustificadas porciones de sadismo en la concepción de Strassberger, transformaron el idealismo de Beethoven en algo verdaderamente repulsivo. Se vio por ejemplo, una cruda escena de tortura, además de que hubo bastante lujuria y violencia. Strassberger parece ser uno de esos directores de escena que no pueden dejar que algo bueno siga su camino. ¿Por qué directores como el no pueden confiar en el compositor? Casi cada importante y mágico momento musical fue ensuciado por superfluas e irrelevantes situaciones que no hacían más que distraer la atención. En vez de intentar unir la problemática combinación entre drama y comicidad contenida en la obra de Beethoven, hizo que fuera difícil concentrarse en la música. Hábilmente utilizó la lengua inglesa para los diálogos hablados, pero claramente se notó que su poca confianza en el libreto.

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