Thursday, June 2, 2011

Stabat Mater de Rossini con la Orquesta de Cleveland

Foto: Roger Mastroianni - The Cleveland Orchestra

Ramón Jacques

Con una formidable y prolífica trayectoria que comenzó desde su fundación en el año de 1918, The Cleveland Orchestra, que forma parte del grupo denominado informalmente como “Big Five” (que junto a esta orquesta lo componen las de: Nueva York, Boston, Filadelfia y Chicago) es sin dudas la mejor orquesta sinfónica estadounidense en la actualidad.  En la antigua y admirable sala de conciertos Severance Hall, sede histórica de la agrupación, se realizó el concierto de clausura de la temporada 2010-2011 con un programa que inicio con el estreno mundial de: Flûte en suite, el concierto para flauta y orquesta del compositor y clarinetista alemán Jörg Widmann, compuesta por encargo de la propia orquesta.  En la obra de ocho breves movimientos, se contrastan oscuros timbres atonales de las cuerdas, los alientos y metales de la orquesta, con la brillante y colorida armonía que emergió del instrumento del flautista Josua Smith, y que concluyó con el brillante y alegre Badinerie, movimiento de estilo totalmente barroco. El momento más alto del concierto fue la sublime interpretación ofrecida del Stabat Mater de Rossini, en la que se escuchó la ductilidad y la ligereza en cada una de las  líneas de la orquesta, que con mesurado fraseo y una suave y delicada timbrica hicieron que la obra sonara ligera y suave. Su director musical Franz Welser-Möst mostró seguridad en una lectura que fue elegante y transparente. Optimo fue el desempeño del Cleveland Orchestra Chorus, y sobretodo del sólido elenco de solistas invitados, que contribuyeron al éxito de la interpretación y que contó con la presencia del bajo-barítono Luca Pisaroni quien dio a su cantó acentos de autentico y creible dramatismo; del tenor canadiense John Tessier, poseedor de una voz luminosa de grata sonoridad; de la soprano Malin Hartelius de brillante y claro canto; y de la mezzosoprano Anna Bonitatibus, de impecable acento y estilo, por la suave y mórbida belleza de su timbre y la nobleza mostrada, particularmente en su conmovedora ejecución de la cavatina Fac ut portem.




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