Dr. Alberto Leal
I DUE TIMIDI DE NINO ROTA. SALA PIAZZOLLA DEL TEATRO ARGENTINO. 15-12-11
Dirección musical Guillermo Brizzio y dirección de escena, escenografía e iluminación Pablo Maritano. Reparto Federico Demichelis (Narrador), Silvina Petryna (Mariuccia), Darío Leoncini (Raimondo), María Luisa Merino Ronda (Señora Guidotti), Maximiliano Agatiello (Doctor Sinisgalli), Cecilia Pastawski (Madre de Mariuccia), Enzo Romano (Vittorio), Patricia Deleo (Lucia), María Bugallo –artista invitada- (María), Silvina Petryna (Lisa) y Santiago Ballerini (un pensionista). Pianistas Luz María Suárez Pepe y Andrés Peláez. Sobretitulado a cargo de Mónica Zaionz. Con la colaboración de alumnos de TA-Escuela (Escuela de Arte y Oficios del Teatro Argentino)
Conocido fundamentalmente por su música para películas, Nino Rota compuso también música para orquesta, piano y varias óperas. De ellas la más difundida es sin dudas “El sombrero de paja de Florencia” de 1946. Sus magistrales trabajos junto a nombres como Federico Fellini, Luchino Visconti y Franco Zeffirelli, entre otros, hasta llegar a la banda de sonido del “El Padrino”, para Francis Ford Coppola, parecen haber opacado el resto de su obra. Sin embargo sus trabajos operísticos son sumamente interesantes argumentalmente y con una base musical que, aunque algo fuera de época, no deja de tener su encanto. Tuve la suerte de ver, además de la nombrada, “La noche de un neurasténico” de 1959 en el Teatro Bellas Artes de México y realmente es un hallazgo de imaginación y sería muy interesante verla en Buenos Aires. El Teatro Argentino de La Plata, conmemorando los 100 años del nacimiento del Maestro Rota, puso en escena en la Sala Astor Piazzolla , interpretada por la Opera Estudio 2011, la Opera radiofónica “I due timidi”, compuesta en 1950, especialmente para la RAI. Desde ya debo decir que fue un gran acierto y una excelente versión. La parte musical, sencilla pero emotiva, aunque se trata de una ópera de corte “buffa”, presenta por momentos reminiscencias puccinianas. Aquí realizó un muy buen trabajo el Maestro Brizzio, acompañado por dos excelentes pianistas, Luz María Suárez Pepe y Andrés Peláez. La puesta de Pablo Maritano tuvo nivel de excelencia. Ambientada en un estudio de radio de la época, los cantantes representaban actores de radioteatro y ellos mismos producían los sonidos ambientales. Todo funcionó como gran precisión, cada personaje tuvo una marcación exacta y los noveles cantantes respondieron en excelente forma. En realidad convirtió la coqueta sala en un verdadero estudio radial, donde el público presente – como ocurría en esas épocas – colaboró con aplausos o silencios, cuando eran requeridos. Todo acompañado con un correcto vestuario de época, los elementos escenográficos necesarios y una muy buena iluminación.
Un más que valioso trabajo. Del parejo y eficaz elenco cabe destacar el narrador de Federico Demichelis. Con una voz de muy bello timbre, excelente dicción y totalmente en personaje, su trabajo fue de gran mérito. Darío Leoncini mostró un interesante timbre de voz, soltura interpretativa e interesante sector agudo. Su centro y grave deben ser fortalecidos, pero fue otra prestación muy positiva. Silvina Petrina, con una agradable voz de soprano, cantó con soltura y considerable volumen. Tal vez deba trabajar algo más el sector agudo y poder colocarlos más en la máscara. Le dio buen carácter a su – finalmente – padecida Mariuccia. Marisa Luisa Merino Ronda caracterizó en forma impecable a la signora Guidotti, luciendo además una voz de más que interesante timbre, buen manejo vocal y considerable volumen. Como dijimos, cada uno del resto del elenco merecería ser nombrado, todos cumplieron con gran eficacia los papeles asignados. Y no podemos perder de vista que las imperfecciones planteadas solo tienen el fin de contribuir a una mejora, ya que se trata de jóvenes cantantes con muy poca experiencia y en pleno desarrollo. Lo importante es haber notado un excelente nivel a ser desarrollado. Es de lamentar que, a pesar de asistir bastante público, la sala no estaba llena, incluso tratándose de una función gratuita y de un título que difícilmente pueda verse con facilidad. Fue realmente una función para atesorar, en un año que operísticamente no hubo muchas oportunidades para ello. Solo un pequeño lunar, que no llegó a empañar la función pero que fue totalmente innecesario. El Maestro Maritano, de excelente nivel como puestista, salió al principio de la función en función de locutor. Con ropa actual, voz lejana a la requerida y leyó no solo el reparto sino también el argumento, todo esto estaba en el muy lindo programa de mano, había sobretitulados y Il narratore contaba paso a paso lo que iba ocurriendo. Este papel hubiera sido sin dudas mucho mejor interpretado por el nombrado Demichelis. Pero- según dicen – los gustos hay que dárselos en vida y debemos tomarlo como un guiño del reggisséur. Para una próxima oportunidad les aconsejo que no dejen de concurrir, de mantener la calidad de lo visto no saldrán defraudados. Mis felicitaciones a todos los que han participado de este proyecto.
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