Renzo Bellardone
Admirado por Mozart y formador del maestro de música de Gioacchino Rossini, el Padre Giovanni Battista Martini (Bolonia 1706-1784) de la orden de los frailes menores conventuales, dejó un patrimonio invaluable de libros, manuscritos y partituras que ahora son patrimonio del Museo Internacional y Biblioteca de la Música de Bolonia. Su actual redescubrimiento y valorización se debe al minucioso trabajo de la Accademia degli Astrusi a través de su director Federico Ferri, quien creó el “Festival Martini” en Bolonia la ciudad natal del compositor. En el Teatro Comunale de Bolonia, se presentaron en su estreno absoluto en época moderna dos intermezzi: “Il Maestro di Musica” seguido de “Il Don Chisciotte” en la edición critica de Daniele Proni y de Federico Ferri, también director musical, quien ofreció una conducción atenta y puntual de la orquesta, con gesto amplio y vigorosamente descriptivo, además de poner mucha atención también al escenario. El primer intermezzo se presentó como una piedra preciosa de música muy ligera y bien interpretada tanto en lo actoral como en lo vocal que nunca desilusionó Laura Polverelli fue Olimpino la estudiante de música y Aldo Caputo, Tamburlano, el maestro de música. Polverelli logró modular los sonidos poco usuales que acentúan el divertido intermezzo y Caputo emitió con seguridad y mantuvo la música con dominio. El canto por momentos difícil y de no inmediata lectura se realizó de manera virtuosa y agradable. Fue un gusto asistir a una prima absoluta y fue aun más agradable sentir como fue llevada por una orquesta cada vez más afianzada en el repertorio. Decididamente, estuvo agradable y envolvente este refinado divertissement con las buenas voces y los gratos sonidos. “Il Don Chisciotte” utilizó como escenografias bocetos creados por el Premio Nobel Dario Fo con trazos en azul gris definidos en un fondo anaranjado creado por las luces de Daniela Naldi. Aquí, Laura Polverelli ofreció una brillante interpretación de la femeninamente astuta Nerina, y Aldo Caputo, fue un temeroso Don Quijote manipulado por un grotesco pero astuto Sancho Panza, interpretado por el mimo Matteo Belli quien concluyó el intermezzo sobre los dos personajes y a su gusto los manejo como un titiritero que movía sus marionetas. Este intermezzo podría ser también considerado como una verdadera “operita” ya que gracias a la divertida dirección escénica de Gabrielle Marchesini y a la escenografía de Stefano Lannetta arrancó más de una divertida sonrisa, con Nerina cabalgando un caballito mecedora y cambiándose sus vestuarios con la escena abierta mientras adquiría facultades mágicas.
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