Foto: Buenos Aires Lirica
Dr. Alberto Leal
Estrenada en Teatro Lírico de Milán, el 6 de noviembre de 1902, Adriana Lecouvreur es una ópera compleja, con un argumento por momento confuso, pero con una espléndida música y que requiere de cantantes que sean verdaderos actores. Y fue un real acierto de Buenos Aires Lirica incluirla en la presente temporada, luego de varios años de no ser presentada en Buenos Aires. La dirección musical a cargo del maestro Carlos Vieu fue base fundamental para éxito de la función. Con un fuerte dramatismo, tiempos correctos y una orquesta que lo siguió en forma constante, su trabajo nunca bajó de la excelencia. Hay que tener en cuenta que al estar parte de la orquesta en los palcos el balance por momentos no fue el mejor. Además, un equilibrio más presente entre el foso y el escenario hubiera mejorado el rendimiento de los cantantes. La puesta de Crystal Manich fue otro logro de la función, en esta época siempre es bienvenida una puesta totalmente en época, con desplazamientos rápidos y buena marcación de los cantantes. Fue, sin dudas, ayudada por la hermosa escenografía de Noelia González Svoboda y el excelente vestuario de época de Lucía Marmorek , perfecto en diseño y gama de colores y la iluminación de Rubén Conde. El diseño escenográfico permitió, en una ópera que es fundamentalmente “Teatro dentro del Teatro” poder mostrar mediante transparencias la acción que transcurre en el primer acto, en los momentos que Adriana realiza su representación. En la parte vocal, Sergio Spina como el Abate de Chazeuil realizó un impecable trabajo, tanto en la vocal como en lo actoral. Dudo que en el papel se pueda encontrar alguien mejor. Bravo. Christian Peregrino fue otro trabajo más que positivo en la representación .Con su formidable voz de bajo, su magnífica presencia, brindó un trabajo de jerarquía. Virginia Wagner, puso todo de su parte en la difícil parte de Adriana, su voz no es la más adecuada para la parte, donde un timbre más grave es necesario, pero puso todo de si para encarnar el papel y logró un muy buen rendimiento en el último acto. El tenor Eric Herrero mostro agudos contundentes, pero no puede mantener una línea de canto debido al vibrato que muestra en su registro central y en el pasaje. Flojo como actor, logró su mejor momento en el acto final. Adriana Mastrángelo, cantó una Princesa con notable libertad vocal y fue excelente en la creación de su personaje, aunque el rol requiere una voz de más peso, logró salvar este escollo con un gran desempeño vocal y un claro entendimiento del personaje. Omar Carrión, logró un muy querible personaje, más en lo actoral que en lo vocal. Aunque fue mejorando vocalmente a medida que transcurría la función. De todas formas generó un personaje creíble y demostró una vez más sus grandes dotes de actor. Muy buen desempeño de Eugenia Coronel, Griselda Adano, Walter Schwartz y Mauro Di Bert que aportaron buen canto y actuación. Notable el trabajo de Mauro Di Bert, aprovechando la escena de “Commedia dell'arte” muy buena idea de la directora. Ajustado en sus breves intervenciones el Coro preparado por Juan Casasbellas. En general es una muy buena versión que debe ser vista.
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