Fotos: Teatro Colón de
Buenos Aires
Dr. Alberto Leal
Ópera en un prólogo y dos
actos de Oscar Strasnoy, encargada por el Teatro Colón Libreto: Matthew
Jocelyn, basado en la novela de William Faulkner. Produccion del Teatro Colón.
A partir de la atrapante novela de William
Faulkner, hábilmente adaptada por Matthew Jocelyn, conocida en inglés como
Requiem for a nun" y traducida al español como "Réquiem para una monja"
o "Réquiem para una mujer" Oscar Strasnoy logró un notable trabajo.
Una historia que aunque lejana físicamente tiene momentos, desgraciadamente,
totalmente vigentes en nuestro país, parece que nada escatima Faulkner,
prostitución, trata, homicidio, venganzas, odio, pasiones todo. En lo personal
comenzó atrapándome a partir del texto, pero luego el trabajo de Strasnoy, con
cabal entendimiento del mundo operístico, generando una orquestación que sigue
claramente los climas planteados en la historia, basándose en una refinada
orquestación, terminaron por subyugarme. Es una versión donde Faulkner nunca es
traicionado, donde la historia respira su clima, cosa que no se logró con la
versión teatral adaptada por Camus. En una puesta del mismo Jocelyn,
absolutamente brillante, con precisas marcaciones, nunca cayendo en golpes bajos,
generó un trabajo modelo. Fue acompañado por la excelente escenografía de Anick La Bissonière y Eric Oliver Lacroix y el preciso y
elegante vestuario de Aníbal Lápiz.
Sin olvidar la notable iluminación de Enrique
Bordolini. El joven Director Christian
Baldini realizó otro brillante trabajo, minucioso, detallista, logrando en
todo momento el clima exacto, engarzando a la perfección con lo que ocurría en
escena. Fue excelente el desempeño de la orquesta estable, generando notable
transparencia y sonoridad.
De excelencia el trabajo del Coro Estable, sin
participación escénica, ubicado en forma de coro griego, cantando en gran nivel
una parte sumamente compleja musicalmente. Inteligentemente incluido el texto
del oficio de difuntos en latín, que acompaña a la perfección lo que sucede en
escena. Para esta obra es necesario
contar con verdaderos cantantes/actores y aquí se vieron notables trabajos. La
mezzo Jennifer Holloway logra
conmover con su atribulada Temple Drake. Gran actriz y cantante con un auténtico
talento dramático. Fue la figura del elenco. Siphiwe McKenzie, como la criada, brindó una prestación sobria pero
contundente, mostrando además un notable nivel vocal. Excelentes en sus partes James Johnson, y Brett Polegato, lo mismo que el resto del elenco. Todo funciona con
la precisión de un reloj, sin dudas una gran puesta para una obra valiosa.
Considero que es el trabajo más completo y notable de lo visto este año en
nuestro país. Entiendo que el público que no se abre a trabajos contemporáneos
y prefiere los títulos tradicionales, abandonara la sala luego del primer acto.
Una verdadera lástima. Cuando lo contemporáneo se brinda con esta calidad, en
todo sentido, debe ser visto y valorado.
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