Foto: Justin Namon
Abigail Brambila
Miami
se vistió de gala con la presentación de Thais, opera francesa que muestra una
pasión reprimida por un lado versus una religiosidad que se vivía en el antiguo
Egipto. Esta ópera basada en la novela de Anatole France, narra la historia de
cómo un monje cenobita, Athanael, logra que la cortesana Thais de Alejandría,
seguidora de la Diosa Venus, se arrepienta de su vida dedicada a los placeres
mundanos y al pecado y se la dedique a Dios, pero al final el monje se da cuenta
del profundo amor que había despertado en el mientras ella se encontraba en su
lecho de muerte. El extraordinario intermezzo para violín “Meditación de
Thais”, donde se conjugan las emociones de la cortesana para lograr su
conversión, un papele difícil de interpretar y que sin duda alguna, la soprano americana
Angela Mortellaro, quien cuenta con un importante caudal vocal, logró
transmitir y estremecer al público con su presentación, tanto por su sensualidad
característica del personaje en el primer acto, llevándonos a una profunda reflexión
al pasar al segundo dejándonos con ganas de resolver las preguntas que todos
nos hemos hecho en diferentes periodos de nuestras vidas. Kristopher Irmiter
bajo-barítono interpretó el papel de Athanael, transmitiendo su pasión por el
buen arte y su compromiso con el papel, así como una extraordinaria presencia
en escena. Martín Nusspaumer, tenor uruguayo, interpretó a Nicias, el noble,
rico y amante de Thais, quien demostró una profunda entrega de emociones. El
elenco se completó con la presencia de miembros del programa de artistas
jóvenes de la Florida Grand Opera, mencionando a algunos como Caitlin Mc
Kechney y Riley Svatos, quienes dieron alegría a la puesta en escena. Gracias
al equipo de la FGO, la excelente puesta
en escena de Renaud Doucet, nos ha deleito en una noche de las mejores formas
de arte, logrando estremecer los sentidos Felicitaciones al Director
Musical Ramón Tebar, quien nos dejó en claro el profesionalismo y capacidad de
comunicar emociones al público, los solos de violín estuvieron a cargo de Scott
Flavin a quien hay que agradecer las sentimientos transmitidos en momentos tan
inspiradores. Es importante mencionar que la iluminación fue extraordinaria, gracias
a Robert Wierzel quien volvió a la FGO.
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