Foto: William Eddis dirigiendo a la Orchestra Nazionale della RAI de Turín. Crédito: RAI de Torino.
Massimo Viazzo
Jean-Yves Thibaudet es un pianista muy elegante y de un toque muy refinado que lo hace un verdadero mago del color. Su Gershwin, presentado en el Auditorium Toscanini de la RAI de Turín conquistó al público por su timbre aperlado, por la cristalina nitidez de su línea melódica, la sapiencia del rubato y su impulso rítmico. El vinculo con la tradición de la música culta europea a la cual Gershwin veía con admiración (en esta velada en particular en el Concierto en Fa fue Ravel quien se asomaba por aquí y por allá) fue emergiendo con gran naturaleza en un juego caleidoscópico muy estimulante. Las Variaciones para piano y orquesta sobre el estándar “I got Rhytm” fluyeron con contagiosa energía, y mas aun gracias a la ejecución de la muy dúctil Orchestra Nazionale della RAI. El director William Eddins prefirió sonidos “gruesos”y sin cuidado en las ornamentaciones (y esto creo un contraste con la extrema precisión de Jean-Yves Thibaudet, que se despedío del publico turines con una Pavane raveliana, el bis de reflejos dorados y de diáfana poesia) privilegió una aproximación mas física hacia las piezas interpretadas. La Jazz Suite n. 2 de Shostakovich fue tan americaniza que pareció ella misma una emanación de la música de las bandas militares estadounidenses, tan divertida y entretenida, como vistosa, y verdadera de música en-plein-air. Finalmente, la ejecución de Harlem de Duke Ellington fue rutilante fragorosa, un tourbillon rítmico que exaltó a la orquesta a transformarse por esta ocasión en una verdadera Big Band ante el entusiasmo del publico.
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