Massimo Viazzo
Un programa popular fue presentado dentro de la temporada de conciertos de Lingotto de Turín. En la primera parte el solista estadounidense Nicholas Angelich, a la carga con uno de los iconos de la música de piano culta, el Concierto para piano y orquesta n.2 de Sergei Rachmaninov, delineó una técnica digital nítida, mostrando brillantez para afrontar los pasajes más vertiginosos así como atletismo en las partes en las que era requerido el pulso. Al mismo tiempo, no convenció con su tímbrica avara de colores y un poco comprimida por lo que el cantabile resultó poco seductor y también el fraseo se resintió dando la impresión por momentos de tener poca profundidad y en general escasa propensión a ampliarse. A su vez, Tugan Sokhiev pudo controlar a la sólida agrupación transalpina, la Orchestre National du Capitole de Toulouse obteniendo una interpretación vital y suficientemente variada. Sokhiev confirmó esta actitud también cuando afrontó la Sinfonía n. 5 de Tchaikovsky verdaderamente un poco fragorosa. La gema de la ejecución, el segundo movimiento, Andante cantábile con alcuna licencia, fue hecha con calor y conmoción. En tal sentido, parecieron elocuentes las exposiciones temáticas de parte del corno y las maderas. El director nacido en Ossezia supo imprimir a la entera sinfonía un cierto paso narrativo que apuntaba a la movilidad dinámica y agógica, obteniendo así, pero sobretodo de las cuerdas, un sonido corpóreo y de color oscuro. Un público muy satisfecho fue premiado al final con dos obras fuera de programa de Tchaikovsky y Bizet. También Nicholas Angelich había ofrecido dos bises (Chopin y Rachmaninov) al final de la primera parte.
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