Foto: Marcello Orselli
Alberto Rosas
Uno de los teatros de repertorio de mayor
tradición en Italia, el Carlo Felice de Génova ofreció el drama trágico de
Salvatore Cammarano con música de Gaetano Donizetti, con la participación de dos
elencos, el primero conformado por la destacada soprano rumana Elena Mosuc como Lucia, una cantante de
referencia en este rol, el tenor Luciano
Ganci como Edgardo, el barítono Federico
Longhi como Enrico Ashton;y el bajo Alessio
Cacciamani como Raimondo. En el elenco alternativo el papel principal fue
encomendado a Zuzana Marková, la
soprano checa que se esta dando a conocer en la actualidad como una destacada
soprano coloratura, y que llamara la atención particularmente en la temporada 2012
por su sensual actuación en la ópera Powder
her face de Thomas Ades en Venecia, con puesta en escena de Pier Luigi
Pizzi. Aquí exhibió un timbre claro,
nítido y muy ágil en su interpretación. Es una cantante que además de cantar
bien, transmite y se envuelve en el papel.
Su juvenil y atractiva apariencia se adaptó a la dirección escénica de Lorenzo Mariani, que fue directa,
fluida y dramática, con los sencillos decorados de Maurizio Balò y los
vestuarios Silvia Ayamonino, en una puesta que requiere de una interprete
vivaz, pero a la vez ingenua y frágil, cualidades que histriónicas que posee Marková con las que logró redondear su
interpretación. En el papel de Edgardo
se presentó el tenor Andrea Bocelli,
un correcto interprete que regaló momentos memorables. Correcto estuvo el experimentado barítono Stefano Antonucci como Enrico, como
también el bajo Mariano Buccini, con
su voz profunda y potente como Raimondo. Un reconocimiento al coro y a la
orquesta del Teatro Carlo Felice, que mostraron su dominio de este repertorio
que interpretan con gusto, sensibilidad y claro dominio. La dirección musical fue
del director Andriy Yurkevych que guío
con buena mano y seguridad.
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