Fotos: Gentileza Ópera de Viena. Crédito Fotográfico: Michael Pöhn
Gustavo Gabriel Otero
Twitter:
@GazetaLyrica
Viena (Austria),
09/01/2019. Wiener Staatsoper. Umberto Giordano: Andrea Chénier. Ópera en cuatro actos.
Libreto de Luigi Illica. Otto Schenk, dirección escénica. Rolf Glittenberg, escenografía.
Milena Canonero, vestuario. Thomas Lang, coreografía. Gregory
Kunde (Andrea Chénier), Tatiana Serjan (Maddalena di Coigny), Luca Salsi (Carlo
Gérard), Virginie Verrez (la mulata Bersi), Lydia Rathkolb (la condesa de
Coigny), Zoryana Kushpler (Madelon), Wolfgang Bankl (Mathieu), Boaz Daniel (Roucher),
Thomas Ebenstein (Incredibile), Igor Onishchenko (Fleville), Benedikt Kobel (el
Abate), Marcus Pelz (Dumas y Mayordomo), Alexandru Moisiuc (Fouquier Tinville),
Ryan Speedo Green (Schmidt). Orquesta y
Coro Estables de la Ópera de Viena. Dirección Musical: Fréderich Chaslin.
La Ópera de Viena repuso, una vez más, la
clásica producción de Otto Schenk de Andrea
Chénier de Giordano con un trío protagónico de primer nivel, buenos
comprimarios y una muy buena versión musical. Aunque sus orígenes son de 1981 y el
concepto general se ve un poco anticuado, la puesta de Schenk funciona aún hoy
de modo razonable. La escenografía de Rolf Glittenberg es
sencilla y funcional, en el primer acto unos cortinajes emulan palcos y la
escena de un teatro barroco mientras que los otros tres tienen una estructura
común: una plaza de arcos de medio punto que con algunos cambios se adapta a
las situaciones planteadas en el libreto. El vestuario de Milena Canonero se
adapta en estilo, texturas y diseños a la época de la acción; mientras que
resulta correcta la coreografía de Thomas
Lang.
En veterano tenor Gregory Kunde cumplió de punta a punta con los requerimientos del
protagónico. Apreciable volumen, agudos claramente tenoriles bien colocados y
proyectados, intencionalidad, entrega y cierta dosis de arrojo son las claves
de una interpretación de Chémier que no pasa desapercibida. Un verdadero
prodigio vocal el tenor norteamericano con el agregado que continúa con su
tesitura original y no cambió de registro para alargar artificialmente una
carrera artística. La soprano rusa Tatiana Serjan fue una Maddalena de perfectos acentos. Todo estuvo
en su lugar y pudo pasar de la frivolidad del primer acto al enamoramiento del
segundo sin inconvenientes. Dramática cuando hay que serlo y de profundo
lirismo allí dónde lo solicita la partitura. Una voz de muy buena proyección,
bien timbrada y adecuadamente expresiva. Luca
Salsi fue impecable en un rol que para él no tiene
secretos: Carlo Gérard. Salsi se lució por su bello color vocal, su perfecta
dicción, su adecuada proyección y su línea de canto genuinamente italiana. La mezzosoprano francesa Virginie Verrez fue una Bersi creíble
en lo actoral y de muy buen trabajo vocal. Cuidada la interpretación de Zoryana Kushpler de la vieja Madelon, sólidos y
profesionales Boaz Daniel (Roucher)
y Wolfgang Bankl (Mathieu), y una
voz muy interesante la de Thomas
Ebenstien (el Incredibile). Adecuado el resto del elenco en sus pequeños roles
así como el Coro. El maestro Frédéric Chaslin condujo con
mano segura a la Orquesta de la Casa logrando una versión vivaz, de perfecto
estilo y adecuado balance sonoro.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.