Thursday, February 14, 2019

Ópera de París: ll primo omicidio de Scarlatti


Fotos: Gentileza de la Oficina de Prensa de la OnP. Crédito:  Bernd Uhlig (Primo Omicidio) 

Gustavo Gabriel Otero

Año importante el 2019 para la Ópera Nacional de París ya que festeja el 350 aniversario de su creación, el 28 de junio de 1669, como ‘Académie royale de Musique’, además de celebrar los 30 años de la inauguración de la moderna sala de La Bastilla. Los festejos se darán a lo largo de todo el año con los puntos de mayor interés centrados en las nuevas producciones de Lady Macbeth de Mzensk y Don Giovanni, la Gala de conmemoración de los 350 años de la Opéra, que con el concurso de Anna Netrebko y de Yusif Eyvasoy tendrá lugar el 8 de mayo de 2019 en el Palacio Garnier y las nuevas producciones, para el cuatrimestre septiembre-diciembre de 2019, de las óperas La Traviata de Verdi con puesta en escena de Simon Stone, Las indias galantes de Rameau con producción de Clément Cogitore y de El príncipe Igor de Borodin con dirección escénica de Barrie Kosky; además de dos nuevos espectáculos ballet uno con el doble programa formado por el estreno de At the hawk’s well y la reposición de Blake works I y otro con coreografía de Crystal Pite, y también la producción ideada por Clémence Poésy con madrigales de Monteverdi. Los dos primeros espectáculos líricos del año fueron la versión escenificada del oratorio ‘Il primo omicidio’ de Alessandro Scarlatti en el Palacio Garnier en carácter de estreno para esa sala y una nueva producción escénica de la monumental ‘Les Troyens’ en La Bastilla como doble homenaje: tanto a Berlioz en su 150 aniversario de su fallecimiento como a la propia sala cuya primera obra lírica completa en su escenario fue precisamente Los Troyanos. En ambos espectáculos se destacaron la solidez de los elencos, la excelencia de las versiones musicales y las puestas escénicas para la polémica.

IL PRIMO OMICIDIO

Sin entrar en la discusión de si es necesario teatralizar un oratorio existiendo tantas óperas del mismo período concebidas para la escena el resultado final es totalmente favorable. El trabajo de Romeo Castellucci lució más interesante y homogéneo en la primera parte que en la segunda. Toda la poesía lograda al inicio se pierde en el final. Así en el primer acto todos son fondos de colores, abstracción y movimientos mínimos mientras que la  concepción visual del segundo es más concreta y allí se ve un campo y el cielo estrellado. Pero así como cambia la concepción visual también la actoral y su dramaturgia. Todo muta con el asesinato de Abel por parte de Caín ya que éste es escenificado como realizado por los personajes siendo niños. A partir del primer homicidio aparecen como actores los miembros del Coro de Niños de la Ópera de París personificando a los seis personajes y al pueblo, éstos articulan el texto sin cantar. Ante el desdoblamiento de los personajes, los cantantes son trasladados al foso para interpretar sus partes mientras la escena es ocupada por los niños. René Jacobs al frente de la B’Rock Orchestra logró dar el tinte justo a cada claroscuro de la partitura sin que decaiga la tensión en ningún momento. La orquesta belga, fundada en 2005, se plegó con excelencia a las indicaciones dinámicas del distinguido maestro. De los cantantes sobresalió el Cain de Kristina Hammarström, sin dudas la gran protagonista de la obra, por su compenetración, timbre uniforme, variedad de dinámicas y entrega. Thomas Walker como Adán aportó una voz de bello timbre y emisión homogénea; Birgitte Christensen es una Eva conmovedora y apasionada; mientras que Olivia Vermeulen como Abel se muestra refinada y perfecta. Robert Gleadow dio profundidad a la voz de Lucifer mientras que el contratenor Benno Schachtner sólo fue correcto como la voz de Dios.

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