Fotos: Gentileza de la Oficina de Prensa de la OnP. Crédito: Bernd Uhlig (Primo Omicidio)
Gustavo Gabriel Otero
Año importante el 2019 para la Ópera
Nacional de París ya que festeja el 350 aniversario de su creación, el 28 de
junio de 1669, como ‘Académie royale de
Musique’, además de celebrar los 30 años de la inauguración de la moderna
sala de La Bastilla. Los festejos se darán a lo largo de todo el año con los
puntos de mayor interés centrados en las nuevas producciones de Lady Macbeth de Mzensk y Don Giovanni, la Gala de conmemoración
de los 350 años de la Opéra, que con
el concurso de Anna Netrebko y de Yusif Eyvasoy tendrá lugar el 8 de mayo de
2019 en el Palacio Garnier y las nuevas producciones, para el cuatrimestre
septiembre-diciembre de 2019, de las óperas La
Traviata de Verdi con puesta en escena de Simon Stone, Las indias galantes de Rameau con producción de Clément Cogitore y
de El príncipe Igor de Borodin con
dirección escénica de Barrie Kosky; además de dos nuevos espectáculos ballet uno
con el doble programa formado por el estreno de At the hawk’s well y la reposición de Blake works I y otro con coreografía de Crystal Pite, y también la
producción ideada por Clémence Poésy con madrigales de Monteverdi. Los dos primeros espectáculos líricos del
año fueron la versión escenificada del oratorio ‘Il primo omicidio’ de Alessandro Scarlatti en el Palacio Garnier
en carácter de estreno para esa sala y una nueva producción escénica de la
monumental ‘Les Troyens’ en La
Bastilla como doble homenaje: tanto a Berlioz en su 150 aniversario de su
fallecimiento como a la propia sala cuya primera obra lírica completa en su
escenario fue precisamente Los Troyanos. En ambos espectáculos se destacaron la
solidez de los elencos, la excelencia de las versiones musicales y las puestas
escénicas para la polémica.
IL
PRIMO OMICIDIO
Sin entrar en la discusión de si es
necesario teatralizar un oratorio existiendo tantas óperas del mismo período
concebidas para la escena el resultado final es totalmente favorable. El trabajo de Romeo Castellucci lució más interesante y homogéneo en la primera
parte que en la segunda. Toda la poesía lograda al inicio se pierde en el
final. Así en el primer acto todos son fondos de colores, abstracción y
movimientos mínimos mientras que la
concepción visual del segundo es más concreta y allí se ve un campo y el
cielo estrellado. Pero así como cambia la concepción visual también la actoral
y su dramaturgia. Todo muta con el asesinato de Abel por parte de Caín ya que
éste es escenificado como realizado por los personajes siendo niños. A partir
del primer homicidio aparecen como actores los miembros del Coro de Niños de la
Ópera de París personificando a los seis personajes y al pueblo, éstos
articulan el texto sin cantar. Ante el desdoblamiento de los personajes, los
cantantes son trasladados al foso para interpretar sus partes mientras la
escena es ocupada por los niños. René
Jacobs al frente de la B’Rock Orchestra logró dar el tinte justo a cada claroscuro de la
partitura sin que decaiga la tensión en ningún momento. La orquesta belga,
fundada en 2005, se plegó con excelencia a las indicaciones dinámicas del
distinguido maestro. De los cantantes sobresalió el Cain de Kristina Hammarström, sin dudas la gran
protagonista de la obra, por su compenetración, timbre uniforme, variedad de
dinámicas y entrega. Thomas
Walker como Adán aportó una voz de bello timbre y
emisión homogénea; Birgitte Christensen
es una Eva conmovedora y apasionada; mientras que Olivia Vermeulen como Abel se muestra refinada y perfecta. Robert
Gleadow dio profundidad a la voz de Lucifer mientras
que el contratenor Benno Schachtner
sólo fue correcto como la voz de Dios.
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