Fotos: ©Moritz Schell
Ramón Jacques
Títulos poco conocidos, estrenos, óperas barrocas o
modernas y producciones atrevidas, son el sello de la casa del Theater an der Wien de Viena, que históricamente,
desde su fundación en 1801, ha albergado producciones de gran significado
histórico (como Fidelio de Beethoven). Parecería que en la actualidad los
directores de escena y diseñadores de producciones han adquirido gran
relevancia al punto de que hay óperas que no se conciben sin la puesta en
escena de ciertos directores. Queda entonces la reflexión si la parte escénica
de un espectáculo está a la par de la obra musical misma o si se trata solo de un
complemento. Lo cierto es que, en esta ocasión, una obra de gran valor musical
como Guillaume Tell de Rossini, no
podría presentarse de otra manera que con la sobrecogedora producción firmada
por Torsten Fischer, con
escenografías de Herbert Schäfer y vestuarios de Vasilis Triantafilopoulos, en un espectáculo que dejo una impronta en un público
que no quedó indiferente. Fischer, concibió a Tell como un héroe o combatiente
de la actualidad, que lucha contra la opresión y el terrorismo.
Mediante el uso
de pocos elementos, salvo algunas estructuras metálicas que suben y bajan, un
buen manejo de la iluminación, proyecciones al fondo del escenario y constante
acción actoral, hicieron que la escena fluyera con diligencia. El elenco vocal fue uniforme y estuvo
encabezado por el tenor John Osborn,
quien exhibió voz de tonalidad muy clara, ágil y cálida en el papel de Arnold,
y por Jane Archibald una sensible y
delicada Mathilde de canto sutil. Como Guillaume Tell, el barítono Christoph Pohl, sacó adelante su parte más
el desenvolvimiento escénico que ofreció, que por su áspera vocalidad. La
mezzosoprano suiza Marie-Claude Chappuis
prestó su colorida y flexible tonalidad vocal para crear escénicamente una
afectiva y elegante Hedwige. Notable estuvo el Melcthal de Jérôme Varnier, como autoritario el Gesler de Ante Jerkunica. El elenco lo completaron Edwin Crossler-Mercer como Walter Fürst y Jemmy de Anita Rosati, de adecuado desempeño.
Tanto el coro (Arnold Schoenberg Chor), como la orquesta
(Wiener Symphoniker) bajo la entusiasta y enérgica conducción de Diego Matheuz regalaron memorables estampas
musicales.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.