Fotos copyright Bertrand Pichène.
Desde su creación en
1980 el Festival de Ambronay, que se celebra anualmente en la Abadía de Nuestra
Señora, de esa pequeña localidad al
sureste de Francia es uno de los festivales musicales de música antigua más prestigiosos,
por donde los especialistas de música barroca deben pasar, y donde se ha institucionalizado
las grabaciones discográficas con su
sello propio y gracias a la excepcional acústica del recinto. Uno de los
eventos principales de esta edición fue la presentación de la semi-opera de
Purcell, The Fairy Queen, bajo la interpretación del grupo francés Les
Nouveaux Caractères, de la no tan
distante de aquí ciudad de Lyon. El
libreto y los argumentos parecen no tener coherencia como los actos parecen no tener relación unos con otros, es
una historia mágica que contiene seductoras melodías del teatro musical de
Purcell. En esta ocasión, la agrupación ofreció, como no se había hecho en algún
tiempo, la obra en su versión integral con todas las arias, coros y piezas
orquestales que tradicionalmente se omiten. Con gran energía de músicos y solistas se ofreció
una prestación de alto nivel interpretativo y musical. La buena dinámica de los
instrumentos, cuerdas, percusiones y trompetas se fundió en una orquestación sutil
y puntual, bajo la entusiasta mano de Sébastien d’Hérin desde el clavecín. Su tejido sonoro fue
compacto, y en harmonía con las voces. Vocalmente el elenco contó con destacados
solistas como la soprano Caroline Mutel,
quien mostró una dúctil y refinada voz cantando con dulzura, agilidad en las
ornamentaciones y virtuosismo en la coloratura.
Hjördis Thébault tuvo un buen desempeño, pero agradó y sedujo con
su presencia y notable vocalidad la mezzosoprano australiana Caitlin Hulcup, Dignos de mención fueron
los tenores Anders J Dahlin, así
como el tenor ingles Samuel Boden,
por su entrega y pasión para cantar. Correctos Julien
Picard, la soprano Virginie Pochon y
los barítonos Kevin Grenlaw, Guillaume Andrieux y Ronan Nedelenc que redondearon la compañía
de canto con sus intervenciones. Esta misma versión completa fue grabada los días previos
y posteriores a esta presentación en concierto, con los mismos solistas y
pronto verá la luz. Se puede resumir
como una versión de alto nivel que mantuvo en vilo a todos los presentes que
abarrotaron cada asiento de la abadía. ¡Esto es a lo que se llama hacer música!
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