Sunday, January 28, 2018

Stabat Mater de Pergolesi - Los Angeles Philharmonic

Foto: Peter Meisel

Ramón Jacques

La programación de obras barrocas en los conciertos de la Filarmónica de Los Ángeles es muy limitada, casi inexistente, como también lo es la participación de directores especializados en el género. Aunque sus visitas han sido espaciadas, desde su debut local en el 2011, se puede decir que Emmanuelle Haïm, es la persona en quien la orquesta confía para hacerse cargo de estos programas. La clavecinista francesa, que conduce la mayor parte de los conciertos desde su instrumento con carácter y personalidad, inyecta pasión y entusiasmo a sus lecturas, en las que denota conocimiento del repertorio y un cuidado minucioso de cada detalle, este concierto no fue no fue la excepción. Si bien la orquesta le respondió, y el resultado general fue satisfactorio, el reducido grupo de competentes músicos con instrumentos modernos (reforzados con tiorba, un segundo clavecín, órgano, percusiones, metales) ofreció una ejecución que por momentos se aproximaba más al de una pieza sinfónica; algo rígida en la dinámica y el color, que requería mayor gusto y sabor. Se bien se entiende que la música barroca no es una prioridad de la orquesta, considero que se podría dedicarle más tiempo; de igual manera se agradece la posibilidad de escuchar en vivo y en directo piezas confinadas a grabaciones. La elección de piezas para el concierto fue interesante, ya que fiel a su interés por la música vocal y la ópera Emmanuelle Haïm, incluyó una selección de arias y partes orquestales de la ópera de “The Fairy Queen” de Purcell, así como el siempre conmovedor Stabat Mater de Pergolesi. en el que entrelazó de una manera muy sutil las voces con un reconfortante y relajante sonido de las cuerdas, en uno de los puntos más sobresalientes del concierto. La elección de solistas fue decisiva, por el aporte del contratenor francés Christophe Dumaux con la tonalidad oscura en su voz, que es flexible y comunicativa; y el de la soprano Laura Claycomb que dio intención a cada una de las notas que emitió y que inundaron la sala de conciertos con claridad y lucidez.  Se escuchó también la Suite para orquesta 3 en re mayor de J.S. Bach, con su muy conocida Aria para la cuerda de sol.  La velada concluyó con un caramelo, el siempre emotivo duo “Pur ti miro pur ti godo” de La Coronación de Popea de Monteverdi.

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