Foto: Brescia&Amisano Teatro alla Scala
Massimo Viazzo
La nueva producción de la Scala de I Due Foscari, titulo verdiano no menor
pero que es representado con cierta regularidad en el máximo teatro italiano,
no convenció. El espectáculo firmado por
Alvis Hermanis, caracterizado por
una escena bastante desnuda con
proyecciones al fondo que evocaban
escenas de Venecia, así como un grupo de
mimos demasiado caricaturescos pareció muy descolorido. Por su parte, la dicción
de escena fue inexistente con personajes colocados en escena a su propia
suerte. En este clima grisáceo Placido Domingo impuso su indudable
carisma escénico. El y solo él, magnetizó
la atención del público sin importar si su voz posee un timbre uniforme pobre
en el registro grave y poco matizado. El
público apreció y reconoció al célebre tenor (ahora barítono) como el más
sobresaliente de todos. En términos vocales Francesco Meli fue el mejor en este caso. Su Jacopo Fiesco fue
cantado con una grata línea musical sazonada de matices y suavidad. Quizás Meli carezca de la capacidad de esculpir mejor la palabra
verdiana en las partes declamadas, pero su canto es sin dudas un placer para
escuchar. A su vez, la prestación de Anna
Pirozzi fue un poco problemática ya que su Lucrezia Contarini no estuvo
siempre bien proyectada vocalmente ni estuvo perfecta y en su punto en su
registro más agudo. El resto del elenco
se presentó con discreción. La dirección orquestal de Michele Mariotti fue refinada y expresiva y Bruno Casoni y su coro, estuvieron como siempre el pie del cañón.
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