Lloyd Schwartz (The Phoenix)
De acuerdo a la erudita en Handel de la universidad MIT Ellen Harris, Amadigi di Gaula fue probablemente una velada alegoría de intriga política alrededor de la corte de George I. Por lo tanto, hubiera gustado que el director escénico Paul Peers hubiera encontrado la manera de sugerir que había más que solo mágica y romance. Aunque hizo que los cantantes se movieran hacia inesperadas áreas del escenario, y de la platea alta del Jordan Hall, su “semi-escenificación” (con insinuaciones de vestuario pero sin escenografía y algunos objetos de utilería) fue minima – y mas plana- que la de su Xerxes de Handel de la temporada pasada. Amadigi necesitaba mas de lo que el proporcionó. Amadigi di Gaula tuvo un inicio lento, pero hacia el segundo acto, las arias (especialmente) los duetos, todos para voces altas, comenzaron a igualar a la deslumbrante orquestación y a los acompañamientos. Estos últimos incluyeron un particularmente suntuoso oboe obbligato, interpretado por Marc Schachman; un aria con cuerdas superpuestas, un tipo de zumbido de gaita con oboe y fagot, un hechizo mágico con oboe y trompeta que Handel después utilizó en su famosa Música de Agua. El director musical Martin Pearlman mantuvo todo esto en movimiento en todo momento. La ejecución fue experta y elegante. La soprano Ava Pine, tan conmovedora en el papel de Xerxes, estuvo perfecta (con una ajustada funda negra) como la villana hechicera Melissa. Su cantó estuvo pleno de notas sin esfuerzo además de hermosa textura. Fue impresionante escuchar al contratenor Michael White (especialmente cuando se escuchó un eco de su voz desde el balcón) y la sólida soprano Mary Wilson. En el exigente papel de Amadigi, la mezzosoprano Leah Wool estuvo menos convincente, tanto en lo vocal como en lo dramático.
De acuerdo a la erudita en Handel de la universidad MIT Ellen Harris, Amadigi di Gaula fue probablemente una velada alegoría de intriga política alrededor de la corte de George I. Por lo tanto, hubiera gustado que el director escénico Paul Peers hubiera encontrado la manera de sugerir que había más que solo mágica y romance. Aunque hizo que los cantantes se movieran hacia inesperadas áreas del escenario, y de la platea alta del Jordan Hall, su “semi-escenificación” (con insinuaciones de vestuario pero sin escenografía y algunos objetos de utilería) fue minima – y mas plana- que la de su Xerxes de Handel de la temporada pasada. Amadigi necesitaba mas de lo que el proporcionó. Amadigi di Gaula tuvo un inicio lento, pero hacia el segundo acto, las arias (especialmente) los duetos, todos para voces altas, comenzaron a igualar a la deslumbrante orquestación y a los acompañamientos. Estos últimos incluyeron un particularmente suntuoso oboe obbligato, interpretado por Marc Schachman; un aria con cuerdas superpuestas, un tipo de zumbido de gaita con oboe y fagot, un hechizo mágico con oboe y trompeta que Handel después utilizó en su famosa Música de Agua. El director musical Martin Pearlman mantuvo todo esto en movimiento en todo momento. La ejecución fue experta y elegante. La soprano Ava Pine, tan conmovedora en el papel de Xerxes, estuvo perfecta (con una ajustada funda negra) como la villana hechicera Melissa. Su cantó estuvo pleno de notas sin esfuerzo además de hermosa textura. Fue impresionante escuchar al contratenor Michael White (especialmente cuando se escuchó un eco de su voz desde el balcón) y la sólida soprano Mary Wilson. En el exigente papel de Amadigi, la mezzosoprano Leah Wool estuvo menos convincente, tanto en lo vocal como en lo dramático.
Lloyd Schwartz (The Phoenix)
Amadigi di Gaula, according to MIT Handel scholar Ellen Harris, was probably a veiled allegory of political intrigue around the court of George I. I wish stage director Paul Peers had found a way to suggest there was more going on than magic and romance. Although he moved his singers into unexpected areas of the stage, and even the Jordan Hall balcony, his “semi-staging” (hints of costume but no scenery and few props) was more minimal — and flatter — than his Handel Xerxes last season. Amadigi needs more help than he provided. Amadigi got off to a slow start, but by the second act, the arias and (especially) the duets, all for high voices, began to equal the dazzling orchestrations and accompaniments — the latter including a particularly sumptuous oboe obbligato played by Marc Schachman, an aria with overlapping strings, a kind of bagpipe drone with oboe and bassoon, a magic spell with oboe and trumpet that Handel later used for his famous Water Music. Music director Martin Pearlman kept this all bouncing along. The playing was expert and elegant. And soprano Ava Pine, so touching in the title role of Xerxes, was perfect (in a slinky black sheath) as the villainous sorceress Melissa. Her singing was full yet effortless and beautifully textured. I was also impressed by countertenor Michael White (especially when his voice echoed from the balcony) and the solid soprano Mary Wilson. In the challenging role of Amadigi, mezzo Leah Wool was less convincing, both vocally and dramatically.
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