Foto: ROF 2014
Massimo Viazzo
Este año el Rossini Opera Festival
programó por primera vez Aureliano in Palmira, ópera que fue estrenada en la
Scala en 1813 y que cuenta con partes
utilizadas posteriormente por Gioacchino Rossini en su siguiente obra: el
Barbero de Sevilla, comenzando con su reconocida Sinfonía. El ROF mostró a los apasionados que
Aureliano en Palmira es una ópera que se debe conocer por su innegable belleza,
en muchas de sus páginas. En esta edición, el festival de Pesaro ha trabajado con
la edición crítica de la partitura, cuya elaboración le fue confiada a Will
Crutchfield, quien también se le hizo cargo de la baqueta. Crutchfield concertó la opera con rigor, gran
escrúpulo y atención a cada detalle, aunque faltó un poco de teatralidad, en
términos generales, a un espectáculo que fue poco cautivante en lo visual. La
dirección escénica de Mario Martone
pareció apenas esbozada al interno de una instalación escénica creada por
Sergio Tramonti, que fue en realidad un poco anónima (una especie de laberinto
con paredes divisorias que subían y bajaban).
El elenco vocal estuvo a la altura de la situación. Michael
Spyres (Aureliano) dotado de una sana voz de barí-tenor, cantó con gesto y
seguridad. Estuvo notable en la dicción y en el canto declamado, y fueron
electrizantes sus frases musicales más osadas. Jessica Pratt tuvo también un gran éxito personal. Su Zanobia fue
la perfecta combinación de elegancia, nobleza y determinación. ¡Con que
agudos! Un escalón abajo estuvo la
Arsace de Lena Belkina, aun así, la
mezzosoprano ucraniana puso en evidencia empeño y dedicación a un papel difícil,
que perteneció al mítico castrado Veluti, que sin embargo careció de
audacia en las partes más heroicas, así
como una expresividad más genuina en las partes amorosas. La determinada y bien
timbrada Publia de Raffaella Lupinacci
surgió al final del resto del elenco que no fue más allá de ser simplemente
correcto. Dempsey Rivera (Oraspe), Sergio Vitale (Licinio), Dimitri
Pkhaladze (Gran Sacerdote) y Raffaele Costantini (Pastor). La Orchestra Sinfonia G. Rossini no estuvo muy
en forma y el Coro del Teatro Comunale de Boloña que tuvo algunos desfases de
más.
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