Foto: ROF 2014
Massimo Viazzo
Éxito tuvo el tradicional Viaggio
a Reims confiado a los jóvenes de la Accademia Rossiniana, que desde el 2001 se
ha representado con el montaje de Emilio
Sagi, hoy repuesta por Elisabetta Courir.
Esta ópera es vista en Pesaro como una verdadera academia para nuevas
voces; y en efecto, para ponerla en escena dignamente se requiere de un grupo
de solistas muy bien preparados. En esta edición del festival, solo la Madama
Cortese de Giuliana De Blasis
pareció tener dificultades desde el punto de vista vocal. Los demás demostraron
más o menos familiaridad con el estilo rossiniano. Perfectamente a sus anchas,
por ejemplo, estuvo Matteo Macchioni (Belfiore) un actor eficaz y un cantante
desenvuelto. Para mantenernos en el ámbito tenoril como no admirar las dotes de
tenor contraltino de Anton Rositskiy
(Libenskof) muy seguro para lanzar sobreagudos. Una
voz importante es la de Marko Mimica, no siempre fácil de mover, pero de
considerable impacto; mientras que el Don Profundo de Yupeng Wang fue cantado
con elegancia. Anton Markov dio a Trombonok un timbre de bajo claro, mientras
que el expansivo Álvaro de Iurii Samoilov salpicó una contagiosa energía. Llegando a las voces femeninas, se menciona la
pureza y limpideza de la linea de canto de Hasmik Torosyan (Corinna), quizás un
poco fría estuvo la pirotécnica y extrovertida Folleville de Isabel Rodríguez
García, así como la espiritosa Melibea de Aya Wakizono. El espectáculo funcionó
bien gracias al joven Iván López Reynoso, primer director de orquesta mexicano
en el ROF, que fue capaz de estimular a la orquesta (la Filarmónica Gioachino
Rossini sin detenerse y acompañando bien a los cantantes.
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