Una nueva puesta de un título como “La Traviata”, tal vez una de las óperas más populares del mundo, genera la posibilidad de un público masivo, pero también la constante comparación de las tantas versiones grabadas y representadas. Me gustaría primero valorizar el trabajo de la Sra. Valeria Ambrosio y del Maestro Carlos Vieu por darle un renacer al Teatro Argentino, por lo menos en la parte artística ,y esperar la continuidad con la próxima “Tosca” y una temporada completa para el próximo año. Este “renacer” fue brillante tanto vocal como musicalmente. Que gusto produce asistir a un título tantas veces visto y salir todavía emocionado… El Maestro Vieu dirigió en forma excelente con acertados tiempos y fuerte estilo verdiano. Fue una versión con garra, con temperamento. Y la orquesta respondió con un gran trabajo. Siempre trató de guardar un balance entre foso y orquesta, y si por pequeños momentos no se logró solo debe atribuirse a una escenografía colocada muy atrás en el escenario. Reconozco que tenía mis dudas sobre Elizabeth Blancke- Biggs, soprano de importante carrera y de la que he recibido muy buenas críticas. Sin embargo, desde hace tiempo aborda roles de soprano dramática – Macbeth, Nabucco – y en sus próximos dos compromisos cantará a title-role de Turandot! Pero que placer escuchar una voz y una técnica como la suya en el rol de Violetta. “Traviata” exige distinto tipo de voces para cada acto, cosa que en general produce que la soprano que puede brindar un brillante primer acto, en general, produce los otros actos flojos o viceversa. No ocurrió en esta oportunidad, la Sra. Blancke- Biggs brindó un excelente primer acto, mostró una voz de gran volumen, agradable timbre y negoció con mucha habilidad las coloraturas. Es muy afinada y se mueve muy bien en escena, ayudada además por su agraciada figura. En el resto de los actos nunca bajó el nivel mostrado, logrando además, debido a su potente registro grave, que luego de tantos años y tantas versiones revalorizara aún más al gran Maestro Verdi. Esos graves, que en general no se escuchan, aquí dieron una mayor fuerza dramática al rol. Un gran trabajo y espero que no sea su última visita. Omar Carrión cantó con su bello timbre, su impecable línea verdiana, pero lo más importante, generó una versión original y más humana que los tradicionales Giorgio Germont. La escena con su hijo fue para mí lo más conmovedor de la función. No brindó el típico Germont padre, autoritario y duro con su hijo. Nos dio un padre que comprende la situación y solo trata de consolarlo. Una verdadera creación y fue, justamente, ovacionado por el público. Con la labor de Darío Schmunck – Alfredo – pude corroborar la impresión que tuve en Medea de Buenos Aires Lirica. Su voz se ha tornado más robusta y aumentó su volumen. Cantó con hermoso timbre, perfecta línea de canto y afinación, como nos tiene acostumbrados. Y se movió con total corrección en la parte actoral. Eugenia Fuente demostró que puede saltar de “Giulietta” a Flora y que para los verdaderos artistas no hay papeles menores. Su presencia nunca pasó desapercibida en escena, es una muy convincente actriz y su breve parte vocal, como siempre, irreprochable.
Muy buenos trabajos de Sebastián Sorarrain (Marchese D'Obigny), Sebastián Angulegui (Douphol), Patricio Oliveira (Gastone) , Mauricio Thibaud (Grenvil) y una muy competente Annina de Roxana Deviggiano completan los principales roles de esta versión. Parejo nivel para el resto del elenco. La puesta de Willy Landin confirmó el tan mentado, “cuando una puesta tiene que ser explicada no funciona”. En primer lugar, generar una plataforma única a unos 3 metros del foso es no tener en cuenta a los cantantes. Su visión, marcada desproporción entre los objetos y los personajes, parece referirnos, como una opción, al valor de lo material en cierto nivel de la burguesía francesa, entre otras opciones….. Algunos de los objetos creados fueron realmente bellos, otros de un gusto más dudoso. Dejó muy poco espacio para el movimiento del Coro - dirigido por Hernán Sánchez Arteaga – quien realizó un excelente trabajo – y de los solistas. Y la distancia y la falta de proporción resto la intimidad que la trama reclama. De todas formas tanto el acto segundo – casa de campo – y el último, fueron muy agradables visualmente. En el último acto hay que superar las contradicciones entre el texto y la acción. Es difícil que entre la luz del sol en una noche nevando…. De todas formas la puesta lució lujosa, buen vestuario aunque poco definido en época y un halo de lujo que torna más agradables los problemas nombrados. Fue muy coherente la marcación de los cantantes, dentro de las limitaciones de espacio nombradas. Buen trabajo de iluminación de Sandro Pujía. Basado en los notables valores musicales y vocales, haciendo abstracción a los inconvenientes de la puesta, esta es una gran “Traviata” que DEBE verse. Es el CIELO! Pero también tenemos un INFIERNO, ver las lamentables condiciones en que se encuentra el Teatro deprime a cualquiera que ame – o por lo menos respete - cualquier manifestación cultural. Comprendo la falta de presupuesto, puedo entender el poco tiempo que llevan las nuevas autoridades, pero las condiciones actuales edilicias son penosas. Desde “Italiana” hasta ahora todo ha empeorado mucho, gran aumento de Grafitis , los mármoles de las escaleras más rotos y faltan bloques completos, la mayoría de las butacas de platea con el terciopelo despegado y la goma pluma a la vista, los baños sin jabón ni papel , las alfombras totalmente manchadas, etc., etc.…podría hacer una larga lista. Rejas o custodia son más que necesarias, de hecho creo que las rejas perimetrales han sido aprobadas. Pero existen problemas que no insumen montos importantes para ser arreglados si parte de los artesanos que el Teatro tiene en su plantilla aman el arte, podrían colaborar en solucionar los temas menores. Incluso ninguna empresa de la ciudad de La Plata que limpie alfombras no lo haría con una contraprestación de publicidad? Es un pecado que un espléndido Teatro, orgullo para la ciudad y el país, se deje venir abajo de esa manera. Esto es el INFIERNO! Pero el Maestro Verdi puede hacer que, por unas horas, nos olvidemos del contexto y disfrutar de su gran obra y de una gran versión musical y vocal.
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