Foto: ROF 2014
Massimo Viazzo
Armida estuvo ausente del ROF más de
veinte años. Se trataba de la histórica edición
con Renée Fleming y Gregory Kunde dirigida por Daniele Gatti. Desafortunadamente la nueva producción
firmada por Luca Ronconi, además de
ser interesante desde el punto de vista escénico estuvo caracterizada por una
cierta elegancia general (muy bellos por
ejemplo fueron las “pupi sicilianas” colgadas de las típicas paredes
movibles de Ronconi, creadas por Margherita Palli, que se mezclaban con
paladines de carne y hueso en el primer acto) no tuvo el apoyo de una
protagonista adecuada. Carmen Romeu
encarnó a la maga del Tasso de modo creible desde el punto de vista escénico,
pero en el aspecto vocal pareció inadecuada. En el transcurso de la funcion, la
soprano española no pudo encontrar la homogeneidad en la emisión que le habría
permitido obtener sonidos timbrados, una línea vocal más apropiada y una
coloratura mayormente definida. Su
Armida pareció no estar encendida. A su
lado, Antonino Siragusa, en el papel de Rinaldo, desfogó indudable facilidad y
actitud en el registro agudo, de verdadero tenor contraltino. Pero su timbre resultó un poco monótono y el
fraseo con poca variedad. Un poco forzado pareció también Dmitri Korchak
en el doble papel de Gernando y Carlo, mientras que estuvo correcto, aunque
quizás demasiado ligero Randall Bliss como Goffredo y Ubaldo. Al final, Carlo
Lepore, dio un buen resultado a los personajes de Idraote y Astarotte, aunque
parece que su acento se adapta más a los papeles bufos. Rica y extrovertida fue
la coreografía de los bailables a cargo de la compañía Abbonzanda/ Bertoni.
Carlo Rizzi dirigió a la Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia con alguna
pesadez y poco refinada en su conjunto, mientras que el coro boloñés se
distinguió con precisión y de manera compacta.
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