Crédito: Gentileza Teatro Colón. Máximo Parpagnoli
Gustavo Gabriel Otero
Twitter: @GazetaLyrica
Buenos Aires, 21/03/2017. Teatro Colón. Francesco
Cilèa: Adriana Lecouvreur. Ópera en cuatro actos. Libreto de Arturo
Calautti, basado en el drama Adrienne Lecouvreur de Eugène Scribe y Ernest Legouvé.
Aníbal
Lápiz, dirección escénica y vestuario. Christian Prego, escenografía. Lidia Segni, coreografía. Rubén Conde,
iluminación. Virginia Tola (Adriana Lecouvreur), Leonardo Caimi (Maurizio),
Nadia Krasteva (Princesa de Bouillon), Alessandro Corbelli (Michonnet), Sergio
Spìna (El Abate de Chazeuil), Fernando Radó (Príncipe de Bouillon), Fernando
Grassi (Quinault), Patricio Olivera (Poisson), Oriana Favaro (Jouvenot), Florencia
Machado (Dangeville), Sebastián Russo (Mayordomo). Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón. Director del Coro Estable: Miguel Martínez. Dirección
Musical: Mario Perusso. Primera función del Abono Nocturno Nuevo.
El Teatro Colón de Buenos Aires inició su
Temporada Lírica 2017 con una adecuada versión de Adriana Lecouvreur de Francesco Cilèa. La obra estrenada mundialmente
en el Teatro Lírico de Milán el 6 de noviembre de 1902 llegó a Buenos Aires el
7 de julio de 1903 en el Teatro de la Ópera, bajo la batuta de Arturo Toscanini
actuaron Medea Mei-Figner (Adriana) y dos de los artistas del estreno mundial:
Enrico Caruso (Maurizio) y Giuseppe de Luca (Michonnet). Posteriormente se
cuentan representaciones en 1904 (Teatro de la Ópera con la protagonista del
estreno mundial: Angélica Pandolfi y nuevamente la batuta de Toscanini), 1911
(Teatro Politeama) y 1933 (Teatro Marconi). La primera representación en el
Teatro Colon fue el 14 de mayo de 1948 con María Caniglia (Adriana), Beniamino
Gigli (Maurizio), Fedora Barbieri (princesa) y Víctor Damiani (Michonnet), con
la dirección de Héctor Panizza. Volvió a la Sala del Teatro Colón en 1951, 1987
y 1994. Otras representaciones en la ciudad de Buenos Aires tuvieron lugar en
abril de 1980 (coproducción entre el Teatro Argentino de La Plata y la
Fundación Coliseum en el Teatro Coliseo con el protagónico de Giovanna
Casolla). Mientras que La Casa de la Ópera de Buenos Aires en 2007 y Buenos
Aires Lírica en 2005 y 2014 la presentaron en el Teatro Avenida. Adriana
Lecouvreur, la obra por la cual Cilèa permanece en las
carteleras mundiales, requiere una protagonista de fuste, el Colón anunció a la
soprano Angela Gheorghiu. La artista llegó a Buenos Aires, no concurrió nunca a
ensayar y luego de un par de días de estar en la ciudad renunció al compromiso
diciendo que el Colón no cumplía con lo pactado y que aún no tenía contrato. El
Colón sólo informó que por ‘cuestiones
artísticas’ no era de la partida la soprano rumana. Por suerte se contaba
con Virginia Tola, a quien se le habían asignado dos de las seis funciones
programadas, quien pasó a protagonizar la obra en las cuatro representaciones
originalmente previstas con la diva rumana. En esta función -la tercera del elenco
encabezado por Tola- algunas cosas mejoraron con respecto al día del estreno,
sobre todo en seguridad de los solistas, afortunadamente se resolvió cancelar
el primer intervalo uniendo los actos primero y segundo lo que redundó en un
espectáculo más fluido, pero otras bajaron de calidad como el balance entre el
foso y la escena.
Aníbal
Lápiz al frente de la dirección escénica decidió, con
buen tino, ubicar la acción en el tiempo y en espacio que indica la partitura. Los
movimientos actorales Lápiz resultaron coherentes, con una marcación simple
pero sin llegar nunca al estatismo. El vestuario, también firmado por Lápiz,
resultó de un lujo y belleza dignos de destacar. La escenografía de Christian Prego resultó fastuosa y
funcional. Utilizó una estructura fija consistente en columnas y parte de un
techo y en cada acto se le adicionaron fondos, telas, muebles y proyecciones
para dar el marco a cada una de las escenas. No más que correcta la coreografía
de Lidia Segni y de muy buen nivel
la iluminación de Rubén Conde. Mario
Perusso al frente de la Orquesta Estable aportó su
veteranía y conocimiento del estilo para plasmar una versión con vuelo. Virginia
Tola fue una Adriana Lecouvreur de potentes acentos y
convicción escénica. Administró con suma inteligencia sus recursos vocales
durante toda la representación, hasta llegar a un final emocionante con frases
interpretadas con un hilo de voz. El tenor italiano Leonardo Caimi fue un Maurizio de voz potente y buen color que se
afianzó a medida que avanzaba la representación. Se nota su buena escuela y su
sólida preparación. La Princesa de Bouillon de Nadia Krasteva fue impactante tanto por
su seguridad vocal como por su temperamento escénico y su volumen. El barítono
italiano Alessandro Corbelli el rol
de Michonnet dio una verdadera cátedra de canto, buen gusto y refinamiento
expresivo. Fernando
Radó fue un sólido Príncipe de Bouillon por su
presencia, volumen y línea de canto. Sergio
Spina se distinguió por su inteligente combinación de eficacia vocal y
actoral en su Abate. Los comediantes interpretados por Fernando Grassi (Quinault),
Patricio Olivera (Poisson), Oriana Favaro (Jouvenot) y Florencia Machado (Dangeville)
se destacaron por su homogeneidad y aptitud vocal. En sus brevísimas
intervenciones no desentonaron Sebastián Russo (Mayordomo), así como el Coro Estable del Teatro Colón, que
dirige Miguel Martínez.
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