Foto: Lynn Lane
Carlos Rosas
Wortham Center Theatre, Houston.
Estados Unidos. Actualmente ubicada entre las cinco compañías más importantes
de Norteamérica, la Houston Gran Opera dio inicio a su temporada 2014-2015 con el
montaje de una ópera de Verdi (Otello) seguido por otro de una ópera de Mozart,
que en esta ocasión fue la siempre divertida “Così fan tutte” La reposición contó con la producción
escénica del director sueco Göran
Järvefelt, creada en los años ochenta con diseños del escenógrafo alemán Carl-Friedrich
Oberle, también responsable de los elegantes y coloridos vestuarios. El teatro
de Houston le comisionó en 1980, al entonces joven Järvefelt, la creación de tres
escenografías para la trilogía de operas del ciclo Mozart/ Da Ponte, y él se inspiró
para su creación en las de estilo tradicional como en la que en su momento creo
para el teatro sueco de Drottningholm. Desde entonces el teatro de Houston
programa las tres obras de manera individual y en temporadas consecutivas. Così fan tutte se vio de nuevo dentro de un marco apropiado,
sencillo, y colorido, que traslada al espectador al tiempo y la época en que se
desarrolla la trama. Sin embargo, quienes asistimos con regularidad a este
teatro nos preguntamos siempre lo mismo ¿Será posible que un teatro con los
recursos económicos que este tiene, y en la época de las coproducciones no haya
considerado descontinuar esta producción y construir una nueva, o incluso
alquilarla a otro teatro? La dirección escénica
fue encomendada a Harry Silverstein quien
aprovechó el amplio espacio del escenario para el movimiento de los artistas y
para hacer un trabajo teatral convincente, que transcurrió con fluidez y con la
justa medida de comicidad; nada aquí fue forzado o exagerado, como
habitualmente ocurre con obras de este tipo. El elenco de cantantes contó con
la dosis de experiencia que le aportaron dos artistas de largo recorrido en
este mundo como: Alessandro Corbelli
y Nuccia Focile. El veterano barítono
italiano demostró una vez más su maestría en la interpretación de personajes
bufos, a los que da vida con seguridad y desparpajo (en este teatro es
recordado por su notable Leporello de hace algunas temporadas). Este Don Alfonso es un vividor y un burlón charlatán
que además canta con voz profunda, pareja y muy musical. Por su parte, la soprano
siciliana sedujo como Despina, por la mezcla de brillo cómico y sutileza vocal.
El otro componente del elenco fueron las
voces jóvenes como la de la soprano estadounidense Rachel Willis-Sørensen, ganadora de la edición 2014 del concurso Operalia
y formada en este teatro, quien bordó una Fiordiligi de estatura vocal y artística. Poseedora
de una voz con cuerpo y notable agilidad, convenció en sus arias particularmente
en Come Scoglio. Como Dorabella, la mezzosoprano Melody Moore tuvo un buen desempeño escénico, y si bien cantó sus
arias correctamente, su oscura voz mostró tener un peso que estaría más enfocado hacia
otro tipo de papeles y repertorios, y no hacia Mozart. El tenor Norman
Reinhardt encarnó el papel de Ferrando con un grato y cálido timbre lirico y
con un desempeño que fue creciendo en intensidad y confianza. Finalmente el barítono
sudafricano Jacques Imbralio tuvo un
correcto desempeño como Guglielmo pero es un artista que parece estancarse sobre
el escenario y francamente con poco que ofrecer. En el foso la orquesta bajo la
dirección de su titular Patrick Summers,
sonó errática en los tiempos y la música sonó por momentos tan ligera que no
proyectaba lo suficiente. Aun así, a la música de Mozart poco se le puede
escatimar y la función salió adelante como debe de ser.
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