Foto Marco Borggreve
Ramón Jacques
La principal compañía de opera de los
Países Bajos cambio recientemente su nombre por el de De Nationale Opera, pero lo que no se alteró fue su vocación de ser
un teatro atrevido y vanguardista que ofrece obras poco conocidas o poco
representadas, como en esta ocasión L'étoile, opéra bouffe en tres actos del compositor Emmanuel Chabrier. Si
bien la obra se ha representado con mayor frecuencia en teatros de Francia, en
esta temporada el teatro neerlandés fue el único en programarla. La imaginaria
y divertida trama en la que sus personajes tienen la creencia de que su destino
es controlado por las estrellas fue explotada y bien representada escénicamente
con el ingenio de Laurent Pelly, un referente del repertorio francés,
quien supo exaltar con ingenio la comicidad y el humor negro del libreto, así
como sus partes serias y oscuras –como la del perverso Rey Ouf I que realiza
ejecuciones públicas el día de su cumpleaños. Pelly trasladó el mundo
fantasioso a uno de humanos con la ayuda de escaleras, laberintos y pasillos
que subían, bajan o eran calles sin salida, diseñados por Chantal Thomas;
así como los brillantes y coloridos vestuarios de Jean-Jacques Delmotte como del propio Pelly,
y una radiante iluminación con las que creó una grata experiencia teatral. La orquestación
es rica, sofisticada y por momentos tan refinada, superior que la de cualquier
opereta, que acompaña la comicidad, la melancolía o el sentimentalismo sobre la
escena. Aquí se notó la mano segura y dinámica de Patrick Fournillier, conocedor
del repertorio quien extrajo lo mejor de la Residentie Orkest de la Haya, invitada
en el foso. Un acierto, por los extensos diálogos, fue el de conformar un elenco de cantantes
francoparlantes que encabezó el tenor Christophe Mortagne con su caracterización
del villano cómico, Rey Ouf I, un Luis XIV moderno, que cantó con seguridad; y
la mezzosoprano Stéphanie d’Oustrac quien tuvo un sobresaliente desenvolvimiento
musical, con su suntuosa tonalidad oscura, y actoral como el personaje en travesti de Lazulli. Agrado el desempeño de la soprano Hélène Guilmette como la hermosa
princesa Laoula, así como el de François
Piolino, como su secretario Tapioca; y del Jérôme Varnier del astrologo Siroco, aquí caracterizado como
un científico loco. La mezzosoprano Julie
Boulianne hizo resaltar el papel de Aloès mostrando elegancia
en su línea de canto y personalidad escénica . Una mención para el resto de los
cantantes, así como para el sólido y participativo coro del teatro.
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