Foto: Teatro Colón / Máximo Parpagnoli
Luis G. Baietti
Contrariamente a lo que se comentaba en los
pasillos del Teatro. El elenco del día del estreno , mayormente integrado en
sus papeles principales por cantantes internacionales incluyendo entre ellos a
dos cantantes argentinos actualmente radicados en Europa y llevando adelante
una interesante carrera, fue de excelente calidad. En
primer lugar la soprano armenia LIANA ALEKSANYAN, que tenía dos graves compromisos:
cumplir con Puccini en uno de sus personajes más exigentes vocal y dramáticamente,
y apaciguar el estado de ánimo de buena parte del público que compró un abono
que tenía a PATRICIA RACCETTE protagonizando esta ópera y se sentía estafado
con el cambio. La verdad es que Liana tuvo una actuación memorable, muy
cercana a la perfección, con gran fuerza dramática, que fue creciendo a medida
que avanzaba la obra hasta llegar a una angustiante escena final. Vocalmente
exhibió una agradabilísima voz de soprano lírica con un esplendido registro
agudo , que permitió recordar cómo era oír notas agudas de sonido amable para
el oído .Como toda soprano lírica que encara Butterfly tuvo que luchar con las
notas graves que no son su fuerte y tendieron a desaparecer por debajo de la
orquesta ( que no fue nada benévola con ella ) o de alguno de sus compañeros de
reparto en los dúos y fue esa su principal limitación. Yo le agregaría la forma
no muy ortodoxa con que llegó al agudo final de la entrada y al agudo final del
primer acto, cortando la línea melódica para respirar antes de embarcarse en la
nota. Junto a ella tuvo gran lucimiento la actuación de GUADALUPE BARRIENTOS
previsiblemente despegando un impactante vocalismo, y con una gran fuerza
dramática. Me tocaron particularmente dos escenas. Todo el dúo de Butterfly con
el Cónsul en el cual alternó miradas de pena hacia su amiga con una mirada dura
y silenciosamente acusadora hacia su interlocutor. Y la terrible escena final en
que saca a lucir una máscara trágica auténticamente conmovedora. Gran labor.
IGOR GOLOVATENKO impactó con una sobria
presencia escénica y una voz bellísima, de hermoso timbre, volumen y extensión
generosos. SERGIO SPINA realizó una verdadera interpretación maestra
como Goro, algo más siniestro y en dominio de la situación que en las versiones
normales, pero también bastante más servicial cuando se enfrenta a un poderoso
como Yamadori. En cuanto a JAMES VALENTI nadie puede decir que no tiene
el físico del papel. ( al fin no quedó ridículo que Butterfly le cante que es “
alto y fuerte “ ) hizo un magnífico retrato de su personaje que en esta versión
es decididamente villanesco en su egoísmo y en su pretensión de resolver todo
con base en el dinero. Tiene una voz agradable, especialmente del centro hacia
abajo, incluyendo muy buenos graves Pero el registro agudo es débil. Pierde
volumen y color, es notorio que se esfuerza y en el final con el cansancio
llegaron algunas notas de sospechosa entonación. FERNANDO RADO fue
auditivamente un Bonzo de lujo y se benefició visualmente por el uso de una
peluca bien menos exagerada que su colega C.PEREGRINO. IRA
LEVIN, más allá de su tendencia a ahogar a los cantantes con el volumen de la
orquesta, volvió a conducir una versión de sondo suntuoso, que permitió
descubrir detalles que no habíamos percibido pese a la cantidad de veces que
hemos visto esta ópera, aunando belleza sonora con intensidad dramática en una
versión ejemplar. Más
allá de las para mi fallidas escenas del tío Bonzo y Yamadori continuó
pareciéndome excelente la puesta de HUGO DE ANA con su atención al más mínimo
detalle del drama, ateniéndose siempre a lo que marcan el libreto y la música,
enfocándolos con una nueva luz, y que tuvo su punto máximo en la verdaderamente
desgarradora escena final .
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