Foto: Ilja Mees
Alberto Raimondi
La
producción mas ambiciosa ofrecida dentro de la presente temporada del Teatro de
Ulm, fue Médée del compositor florentino
Luigi Cherubini, considerado como el “eslabón
perdido” de la historia de la ópera, una especie de mediador entre Haydn,
Gluck, Mozart y Beethoven por un lado y Weber y Bellini por el otro. Cherubini alcanzó
la fama y reconocimiento en Paris, y lo hizo combinando hábilmente el
incipiente estilo de las composiciones sinfónicas con grandes cuadros de ópera.
Medea basada en la obra de Eurípides, se estrenó en 1797 en Paris durante la
revolución francesa, y 150 años después fue inmortalizada por María Callas, en
la versión italiana. La obra, que por primera ocasión fue transmitida en live streaming por internet desde Ulm, fue
representada aquí en tres actos en francés con los recitativos de Alan Curtis, musicólogo
estadounidense recientemente fallecido, que cumplieron su cometido de dar un
hilo conductor a la historia. El tema de los recitativos desagradaba a Cherubini
quien prefería diálogos hablados. La puesta en escena de Halmut Wood y de Igor
Folwill, con los elegantes y modernos vestuarios de Angela C. Schuett; fue estética, conceptual y directa para transmitir
el dramatismo. En el centro del escenario una enorme caja de arena, con pasillos
a su alrededor dominó la escena en toda la función, era el punto donde se centro
la acción, una especie de arena o coliseo donde se peleaba una batalla, donde
pocos podían entrar, y dentro de la cual Medea disminuía su fuerza y sus sentimientos,
y fuera de ella consumo la tragedia. Oxana
Arkaeva en el papel principal ofreció una notable actuación y desempeño dramático
en cada faceta del personaje. Vocalmente exhibió una voz pareja, cálido timbre cargado
de expresividad, heroísmo, exigentes coloraturas y sensible uso del francés. Así,
la obra en su idioma original tuvo un aire de sofisticación tanto lingüístico
como musical. Buen desempeño vocal y actoral tuvo el tenor francés Gilles Ragon, estilísticamente adecuado, en el papel de Jasón. Se puede tambien resaltar el desempeño de Tomasz Kaluzny como Creón, de Edith Lorans como Dirce. Bien el resto de los cantantes, y el coro
tuvo su aportación y participación con solidez y convicción. La Orquesta Filarmónica
del Estado de Ulm se aferró a la conducción de Daniel Montané con
cierta agitación, aunque terminó por
colorear un fino y explosivo sonido orquestal.
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