Fotos: Carlos / Ópera
de Colombia
Dr. Alberto Leal
“Werther “es mi opera
francesa preferida. Con independencia de la popularidad de “Carmen” o “Fausto”
la obra de Massenet, basada en un texto de Goethe, reúne tristeza
desesperación, melancolía, derivadas de un amor que no puede ser, un hecho que
la hace totalmente universal. Basado en mi gusto por
esta obra he visto a lo largo de mi vida gran cantidad de versiones, de todas,
que fueron muchas, hasta ahora mi favorita fue la brindada por el Coventgarden
– Royal Opera House con Carreras y Von State – ambos en su mejor momento – dirigidos
por Sir Colin Davis y con una puesta realista, bello nivel estético y gran
respeto por la obra. Luego de ver la versión brindada por la Opera de
Colombia, tendría que repensar cual es hoy mi preferida. Hay más de treinta
años de diferencia entre ambas versiones, la estética ha cambiado, los medios
técnicos son otros y cada vez más las versiones despojadas producen un aumento
en la intensidad del drama. Por supuesto que exige un trabajo más detallista,
más profundo por parte de la Dirección escénica, como una forma de compensar lo
que puede perderse visualmente. Con un grupo de artistas
mayoritariamente rioplatenses, la Opera de Colombia generó una magnífica
versión de “Werther”, fue una de esas funciones inolvidables. Alejandro Chacón fue en gran parte el artífice de este
logro. Contó con un excelente elenco de cantantes-actores, imprescindible para
este tipo de puesta. Con una marcación precisa, gran respeto por el texto,
acentuando fuertemente el dramatismo en los dos últimos actos, todo fluyó en forma
natural y en estilo. Gran trabajo. Con una escenografía totalmente
despojada - los pocos objetos incluidos son un escritorio y una silla y poco
más, la labor de Nicolás Boni – que en general no me han gustado sus últimos
trabajos – se ve adecuado y favorecido por la excelente iluminación de Caetano
Vilela. Pero el peso de lo visual recae en el excelente vestuario de Adán
Martínez. Con magníficos diseños, perfecta paleta de colores y detallada
realización, fue el punto más alto en lo visual. Siempre siguiendo la tónica de
puesta, una exacta combinación de vistoso pero austero, nada fue superfluo y
tal vez más cercano al estilo germánico, más cercano de Goethe. Sin
dudas la Charlotte: de la Mezzo canadiense Julie Boulianne – debutando el rol –
fue la mejor que he visto y lo mas notable de la función desde el punto de
vista vocal. Con un hermoso timbre, importante volumen, gran capacidad para el
drama e impecable estilo, su trabajo rayó la perfección. Tiene excelente
presencia, se mueve en escena con gran soltura y es notable como maneja los
cambios que sufre su personaje, llegando a un tercer acto absolutamente
magnífico. Seguramente será la gran Charlotte de los próximos años. Durante
el día existieron dudas si el tenor César Gutiérrez cantaría ya que estaba
afectado por un problema en su garganta. Finalmente cantó, luego que el teatro
avisara la situación y que lo haría por respeto al público. Si no hubiera
sabido esto nunca lo hubiera imaginado luego de oír el nivel vocal brindado.
Tiene una voz de agradable timbre, muy buena línea de canto, facilidad para
matizar y adecuado volumen. Solamente dos agudos algo tirantes en el primer
acto podrían delatar su problema físico, pero a partir de allí su trabajo fue
muy bueno.
Me gustaría oírlo en condiciones normales, si su trabajo fue de
notable calidad no estando en las mejores condiciones físicas, de mejorar lo
brindado es un Werther de nivel internacional. La soprano Jaquelina
Livieri brindó una impecable Sophie. Tal vez uno de los mejores valores que
surgió en Argentina en los últimos tiempos. Con su cálido timbre, su excelente
línea de canto, importante volumen, unido a su capacidad como actriz, hacen de
ella una Sophie ideal. El dueto del tercer acto con Charlotte fue el momento
más conmovedor de la función. El
barítono uruguayo Alfonso Mujica fue un muy buen Albert. Posee un bello timbre,
muy buena línea y volumen. Dotado de una muy buena presencia escénica, es un
correcto actor. Tal vez su Albert fue algo más frío que lo habitual, pero es un
enfoque absolutamente posible.Me gustaría verlo en un rol más exigente ya que
tiene las condiciones. El bajo –
también uruguayo – Marcelo Otegui logró el milagro de “sacar agua de una
piedra”…Mucho valoro los cantantes que pueden hacer de un papel menor un
creación que pese en la función. Su Bailli (El magistrado) tuvo un peso
totalmente inusual para el rol. Canto con su bella voz de bajo, interactuó
gratamente con el coro de niños y su personaje tuvo un peso que nunca sentí en
versiones anteriores, donde el rol pasaba desapercibido. Es absolutamente real
que no hay roles pequeños para verdaderos artistas. Andrés
Agudelo y Hyalmar Mitrotti dieron una buena caracterización a sus personajes de
Schmidt y Johann. El tenor Agudelo es poseedor de una hermosa voz de tenor que
si trabaja tendrá un futuro asegurado, El bajo Mitrotti, quien cantará el rol
de Colline en la versión de “La Boheme” que presentará como final de temporada
el Teatro Argentino, posee un grato e importante material que necesita mas
trabajo, pero condiciones tiene. Excelente
trabajo del Coro de niños. Voces claras, muy buen volumen – aquí se respetó los
seis niños que pide el libreto que muchas veces se aumenta. Además de mostrarse
muy sueltos en escena. Lo que menos me convenció de esta versión fue la
dirección de orquesta de francés Laurent Campellone. Condujo la Orquesta - que
realizó un excelente trabajo – con nervio y dramatismo pero fuera de estilo. Su
trabajo se acercó a la ópera italiana, por momentos al verismo. Esto resto algo
de valor a la versión pero no fue para nada determinante. Este
“Werther” puede presentarse en cualquier teatro del mundo y no dudo que sería
un éxito. Bravo para todo el grupo que hizo esta excelente versión posible.
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