Tuesday, August 11, 2015

Werther en Bogotá Colombia

Fotos: Carlos / Ópera de Colombia

Dr. Alberto Leal

“Werther “es mi opera francesa preferida. Con independencia de la popularidad de “Carmen” o “Fausto” la obra de Massenet, basada en un texto de Goethe, reúne tristeza desesperación, melancolía, derivadas de un amor que no puede ser, un hecho que la hace totalmente universal. Basado en mi gusto por esta obra he visto a lo largo de mi vida gran cantidad de versiones, de todas, que fueron muchas, hasta ahora mi favorita fue la brindada por el Coventgarden – Royal Opera House con Carreras y Von State – ambos en su mejor momento – dirigidos por Sir Colin Davis y con una puesta realista, bello nivel estético y gran respeto por la obra. Luego de ver la versión brindada por la Opera de Colombia, tendría que repensar cual es hoy mi preferida. Hay más de treinta años de diferencia entre ambas versiones, la estética ha cambiado, los medios técnicos son otros y cada vez más las versiones despojadas producen un aumento en la intensidad del drama. Por supuesto que exige un trabajo más detallista, más profundo por parte de la Dirección escénica, como una forma de compensar lo que puede perderse visualmente. Con un grupo de artistas mayoritariamente rioplatenses, la Opera de Colombia generó una magnífica versión de “Werther”, fue una de esas funciones inolvidables. Alejandro Chacón fue en gran parte el artífice de este logro. Contó con un excelente elenco de cantantes-actores, imprescindible para este tipo de puesta. Con una marcación precisa, gran respeto por el texto, acentuando fuertemente el dramatismo en los dos últimos actos, todo fluyó en forma natural y en estilo. Gran trabajo. Con una escenografía totalmente despojada - los pocos objetos incluidos son un escritorio y una silla y poco más, la labor de Nicolás Boni – que en general no me han gustado sus últimos trabajos – se ve adecuado y favorecido por la excelente iluminación de Caetano Vilela. Pero el peso de lo visual recae en el excelente vestuario de Adán Martínez. Con magníficos diseños, perfecta paleta de colores y detallada realización, fue el punto más alto en lo visual. Siempre siguiendo la tónica de puesta, una exacta combinación de vistoso pero austero, nada fue superfluo y tal vez más cercano al estilo germánico, más cercano de Goethe. Sin dudas la Charlotte: de la Mezzo canadiense Julie Boulianne – debutando el rol – fue la mejor que he visto y lo mas notable de la función desde el punto de vista vocal. Con un hermoso timbre, importante volumen, gran capacidad para el drama e impecable estilo, su trabajo rayó la perfección. Tiene excelente presencia, se mueve en escena con gran soltura y es notable como maneja los cambios que sufre su personaje, llegando a un tercer acto absolutamente magnífico. Seguramente será la gran Charlotte de los próximos años. Durante el día existieron dudas si el tenor César Gutiérrez cantaría ya que estaba afectado por un problema en su garganta. Finalmente cantó, luego que el teatro avisara la situación y que lo haría por respeto al público. Si no hubiera sabido esto nunca lo hubiera imaginado luego de oír el nivel vocal brindado. Tiene una voz de agradable timbre, muy buena línea de canto, facilidad para matizar y adecuado volumen. Solamente dos agudos algo tirantes en el primer acto podrían delatar su problema físico, pero a partir de allí su trabajo fue muy bueno. 
Me gustaría oírlo en condiciones normales, si su trabajo fue de notable calidad no estando en las mejores condiciones físicas, de mejorar lo brindado es un Werther de nivel internacional. La soprano Jaquelina Livieri brindó una impecable Sophie. Tal vez uno de los mejores valores que surgió en Argentina en los últimos tiempos. Con su cálido timbre, su excelente línea de canto, importante volumen, unido a su capacidad como actriz, hacen de ella una Sophie ideal. El dueto del tercer acto con Charlotte fue el momento más conmovedor de la función. El barítono uruguayo Alfonso Mujica fue un muy buen Albert. Posee un bello timbre, muy buena línea y volumen. Dotado de una muy buena presencia escénica, es un correcto actor. Tal vez su Albert fue algo más frío que lo habitual, pero es un enfoque absolutamente posible.Me gustaría verlo en un rol más exigente ya que tiene las condiciones. El bajo – también uruguayo – Marcelo Otegui logró el milagro de “sacar agua de una piedra”…Mucho valoro los cantantes que pueden hacer de un papel menor un creación que pese en la función. Su Bailli (El magistrado) tuvo un peso totalmente inusual para el rol. Canto con su bella voz de bajo, interactuó gratamente con el coro de niños y su personaje tuvo un peso que nunca sentí en versiones anteriores, donde el rol pasaba desapercibido. Es absolutamente real que no hay roles pequeños para verdaderos artistas. Andrés Agudelo y Hyalmar Mitrotti dieron una buena caracterización a sus personajes de Schmidt y Johann. El tenor Agudelo es poseedor de una hermosa voz de tenor que si trabaja tendrá un futuro asegurado, El bajo Mitrotti, quien cantará el rol de Colline en la versión de “La Boheme” que presentará como final de temporada el Teatro Argentino, posee un grato e importante material que necesita mas trabajo, pero condiciones tiene. Excelente trabajo del Coro de niños. Voces claras, muy buen volumen – aquí se respetó los seis niños que pide el libreto que muchas veces se aumenta. Además de mostrarse muy sueltos en escena. Lo que menos me convenció de esta versión fue la dirección de orquesta de francés Laurent Campellone. Condujo la Orquesta - que realizó un excelente trabajo – con nervio y dramatismo pero fuera de estilo. Su trabajo se acercó a la ópera italiana, por momentos al verismo. Esto resto algo de valor a la versión pero no fue para nada determinante. Este “Werther” puede presentarse en cualquier teatro del mundo y no dudo que sería un éxito. Bravo para todo el grupo que hizo esta excelente versión posible.

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