
Prensa Fesnojiv
El director venezolano Gustavo Dudamel dirigió por primera vez La Traviata, una de las célebres óperas que del consagrado compositor italiano Giuseppe Verdi. Lo hizo en Caracas, con el aforo de la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño lleno y frente a su orquesta: la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, cumbre del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, adscrito a la Vicepresidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Su batuta se alzó para vivir el drama de esta ópera junto con el Ballet y Coro de Ópera Teresa Carreño y un elenco encabezado por la soprano Mariana Ortiz, el tenor español Israel Lozano y el barítono venezolano Gaspar Colón. El telón subió sólo unos minutos después de las 6:00 p.m. Dudamel fue recibido con unos aplausos que más que traducir una norma de protocolo de concierto, tradujo el deseo y el gozo del público venezolano por tenerlo en casa. Desde el foso, que dejaba ver sólo la mitad de su cuerpo, Dudamel levantó la batuta y la Ríos Reyna se transformó en el epicentro de una fiesta que trasladaba al espectador a la Italia del siglo XIX, una época en la que Verdi confesaba: “Yo deseo argumentos nuevos, grandes, bellos, variados, atrevidos… Para Venecia preparo La Traviata. Un tema de esta época. Otro no lo hubiera hecho por las costumbres, los tiempos y otros por muchos torpes escrúpulos. Yo lo hago con todo el placer”
Su batuta se alzó para vivir el drama de esta ópera junto con el Ballet y Coro de Ópera Teresa Carreño y un elenco encabezado por la soprano Mariana Ortiz, el tenor español Israel Lozano y el barítono venezolano Gaspar Colón. El telón subió sólo unos minutos después de las 6:00 p.m. Dudamel fue recibido con unos aplausos que más que traducir una norma de protocolo de concierto, tradujo el deseo y el gozo del público venezolano por tenerlo en casa. Desde el foso, que dejaba ver sólo la mitad de su cuerpo, Dudamel levantó la batuta y la Ríos Reyna se transformó en el epicentro de una fiesta que trasladaba al espectador a la Italia del siglo XIX, una época en la que Verdi confesaba: “Yo deseo argumentos nuevos, grandes, bellos, variados, atrevidos… Para Venecia preparo La Traviata. Un tema de esta época. Otro no lo hubiera hecho por las costumbres, los tiempos y otros por muchos torpes escrúpulos. Yo lo hago con todo el placer”


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