Foto: Fesnojiv - en concierto en Granada.
Prensa Fesnojiv
La Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar fue la encargada de abrir este 25 de junio, la edición número 60 del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Guiados por Gustavo Dudamel, los venezolanos ofrecieron el último concierto de su gira por Europa en La Alhambra, paraje histórico cultural de España, considerado como Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1984.
Por la noche cuando ya la luna llena le había quitado el sitio al sol brillante que ilumina los jardines y los Palacios de los Nazaritas, los músicos venezolanos subieron al escenario del Palacio de Carlos V, uno de los recintos más preciados para la música sinfónica de la nación ibérica.
En el concierto, los músicos interpretaron Margariteña (Variaciones sinfónicas) del venezolano Inocente Carreño y por esos instantes, gracias a la obra de Carreño, la montaña donde está ubicada La Alhambra fue isla venezolana. El palacio renacentista también fue el escenario para revivir las escenas musicales de las Danzas del ballet La Estancia de Alberto Ginastera.
La Consagración de la Primavera, de Stravinsky cerró el concierto contemplado por 1.200 espectadores a los que les fue imposible no alargarse en aplausos. Granada confirmó que es casi improbable no rendirse ante los encantos de una perturbadora obra que inicia con el intrigante solo de fagot, interpretado por Gonzálo Hidalgo -elogiado en cada escenario-, y que en adelante se constituye de arritmias y armonías complejas con las que se rinde homenaje a la naturaleza, específicamente a la estación primaveral en la que todo renace.
Por la noche cuando ya la luna llena le había quitado el sitio al sol brillante que ilumina los jardines y los Palacios de los Nazaritas, los músicos venezolanos subieron al escenario del Palacio de Carlos V, uno de los recintos más preciados para la música sinfónica de la nación ibérica.
En el concierto, los músicos interpretaron Margariteña (Variaciones sinfónicas) del venezolano Inocente Carreño y por esos instantes, gracias a la obra de Carreño, la montaña donde está ubicada La Alhambra fue isla venezolana. El palacio renacentista también fue el escenario para revivir las escenas musicales de las Danzas del ballet La Estancia de Alberto Ginastera.
La Consagración de la Primavera, de Stravinsky cerró el concierto contemplado por 1.200 espectadores a los que les fue imposible no alargarse en aplausos. Granada confirmó que es casi improbable no rendirse ante los encantos de una perturbadora obra que inicia con el intrigante solo de fagot, interpretado por Gonzálo Hidalgo -elogiado en cada escenario-, y que en adelante se constituye de arritmias y armonías complejas con las que se rinde homenaje a la naturaleza, específicamente a la estación primaveral en la que todo renace.
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