Ramón
Jacques
En el teatro de la Ópera de
Lyon se llevó se cabo el estreno absoluto de GerMANIA, obra comisionada al compositor ruso Alexander Raskatov, que está basada en dos textos del dramaturgo alemán
Heiner
Müller: Germania Tod in Berlin (de 1971) y Germania 3 Gespenster am toten Mann (de 1995) que narran episodios históricos ocurridos
entre la segunda guerra mundial y la caída del muro de Berlín. La adaptación musical
dio como resultado una ópera histórica-dramática, cargada de humor negro, estructura
en una secuencia de diez escenas, cantadas en ruso y en alemán, que sumergen al
público en periodo fundamental del siglo 20 en la que chocaron dos distintos
regímenes totalitarios, el nazismo y el comunismo. En escena aparecieron
treinta y siete personajes entre los cuales estaban Hitler, Stalin y Goebbels.
El tema es de particular interés para Raskatov, ya que el mismo sufrió a nivel
personal la barbarie del régimen soviético. Musicalmente, la obra es atonal, intensa,
expresiva y cargada de profusas percusiones, en los momentos en los que se
muestra la crudeza con la que se vive una guerra.
Con el transcurso de las escenas la música se va transformando, incorporando diversos ritmos y melodías, especialmente del jazz. El director de orquesta argentino Alejo Pérez hizo un buen trabajo al frente de la orquesta, conduciendo con seguridad y exactitud la compleja partitura, que por momentos resultó poco accesible para el público. Mucho impacto visual tuvo la puesta escénica dirigida por John Fulljames, que consistió en una plataforma giratoria en la que se mostraban un oscuro campo de batalla y una montaña cubiertos de fango, con cuerpos de soldados muertos; y explicitas escenas de violencia, asesinatos, violaciones, así como proyecciones al fondo del escenario, con la intención de inquietar e impactar al espectador. La imagen mas emocionante fue la aparición del astronauta Yuri Gagarin, suspendido en el aire con brillante iluminación y videos. Los personajes fueron interpretados por dieciséis competentes cantantes, entre los que se puede destacar al tenor James Kryshak por la penetrante voz que prestó al histérico Hitler; las sopranos Sophie Desmars y Elena Vassilieva, de amplia proyección y expresividad; la contralto Mairam Sokolova, el contratenor Andrew Watts, y el bajo Gennadii Bezzubenkov que con voz potente y profunda personifico a Stalin.
Con el transcurso de las escenas la música se va transformando, incorporando diversos ritmos y melodías, especialmente del jazz. El director de orquesta argentino Alejo Pérez hizo un buen trabajo al frente de la orquesta, conduciendo con seguridad y exactitud la compleja partitura, que por momentos resultó poco accesible para el público. Mucho impacto visual tuvo la puesta escénica dirigida por John Fulljames, que consistió en una plataforma giratoria en la que se mostraban un oscuro campo de batalla y una montaña cubiertos de fango, con cuerpos de soldados muertos; y explicitas escenas de violencia, asesinatos, violaciones, así como proyecciones al fondo del escenario, con la intención de inquietar e impactar al espectador. La imagen mas emocionante fue la aparición del astronauta Yuri Gagarin, suspendido en el aire con brillante iluminación y videos. Los personajes fueron interpretados por dieciséis competentes cantantes, entre los que se puede destacar al tenor James Kryshak por la penetrante voz que prestó al histérico Hitler; las sopranos Sophie Desmars y Elena Vassilieva, de amplia proyección y expresividad; la contralto Mairam Sokolova, el contratenor Andrew Watts, y el bajo Gennadii Bezzubenkov que con voz potente y profunda personifico a Stalin.
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