Friday, July 27, 2018

Il Pirata en el Teatro alla Scala de Milán


Foto: Teatro alla Scala Milan

Massimo Viazzo

Regresa después de 60 años a la Scala (la última ocasión fueron las famosas funciones de 1958 con el trio de las maravillas Callas-Corelli-Bastianini) Il Pirata de Bellini, la ópera con la que en 1827 dio inicio el romanticismo italiano, justo aquí en el teatro del Piermarini. Así, continua la recuperación de obras estrechamente ligadas al teatro italiano y casi desaparecidas del repertorio, una política seguida con gran escrúpulo, competencia y entusiasmo del sobreintendente Alexander Pereira. Las arduas dificultades que deben ser superadas por los dos protagonistas representan probablemente el motivo principal por la que esta obra maestra es rara vez representada en la actualidad. Después de todo, en la premier cantó una de las parejas canoras más extraordinarias de la época, conformada por el tenor lombardo Giovanni Battista Rubini y por la soprano francesa Henriette Méric-Lalande. En esta ocasión, los dos papeles principales les fueron confiados a dos voces emergentes del panorama internacional. Piero Pretti en el papel de Gualtiero, desplegó cierta desenvoltura para dominar su ardua parte. Lo agudos y sobreagudos fueron bastante firmes y limpios mientras que el fraseo, en general pareció muy variado. Sonya Yoncheva personificó una Imogene apasionada y con temperamento. Con su amplia y carismática vocalidad pudo emocionar, sobre todo en la conmovedora escena final, que fue visualmente muy envolvente, en un espectáculo que sumado todo fue bastante ordinario y estático, curado por Emilio Sagi.  El director español pensó contar la historia del libreto de Felice Romani en un espacio fijo, fuera de tiempo, con paredes reflejantes más bien sugestivas, pero que aun así fue resultó anónimo. También pareció monótona la conducción de Riccardo Frizza, con dureza por aquí y por allá, y pobre de colores.  Volviendo al elenco, mencionaré al Ernesto un poco desbordante de Nicola Alaimo, mientras que un reconocimiento al mérito entre los comprimarios deber ir con seguridad para Riccardo Fassi, un Goffredo de voz sana y rotunda.  El coro estuvo muy confiable como siempre.

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