Fotos: Prensa Teatro Colón /Arnaldo Colombaroli o Máximo Parpagnoli
Gustavo Gabriel
Otero
Twitter:
@GazetaLyrica
Buenos Aires,
25/10/2016. Teatro Colón. Luigi
Dallapicccola: Volo di notte - ópera
en un acto. Libreto del compositor basado en la novela
‘Vuelo nocturno’ de Antoine de Saint-Exupéry- e Il prigioniero -ópera en un prólogo y un acto, libreto del
compositor basado en el relato ‘La tortura por la esperanza’ de Auguste
Villiers del L’Isle-Adam y en ‘La légende de Thyl Ulenspiegel et de la Lamme
Goedzak’ de Charles de Coster-. Michał Znaniecki, dirección escénica, Luigi
Scoglio, escenografía, Ana Ramos Aguayo y Joanna Medyńska, vestuario, Diana
Theocharidis, coreografía de acróbatas y bailarines, Bogumil Palewicz,
iluminación. Elenco de
Volo di notte: Victor Torres (Rivière), Carlos Ullán (Pellerin), Daniela
Tabernig (Simona Fabien), Sergio Spina (Radiotelegrafista), Carlos Esquivel
(Robineau), Duilio Smiriglia, Sebastián Sorarrain, Gabriel Centeno y Emiliano
Bulacios (empleados), Carolina Gómez (Una voz interna) y Víctor Castells
(Leroux). Elenco de Il prigioniero: Leonardo Estévez (Prisionero), Adriana
Mastrángelo (Madre), Fernando Chalabe (Carcelero y Gran Inquisidor), Duilio
Smiriglia y Fernando Grassi (Sacerdotes). Orquesta y Coro
Estable del Teatro Colón. Director del Coro: Miguel Martínez. Dirección Musical:
Christian Baldini.
Con buen resultado
general el Teatro Colón presentó -fuera de sus abonos y en funciones
denominadas extraordinarias- dos obras breves de Luigi Dallapiccola: ‘Vuolo di notte’ e ‘Il Prigioniero’. En ambos casos las obras subían por tercera vez en
la historia del ente lírico. Volo di
notte -la única ópera que transcurre en la Argentina de autor no nacido o
afincado en nuestro país- se pudo presenciar en las Temporadas 1959 y 1969 e Il prigioniero en 1954 y 2000. En este doble
programa Dallapicola el director escénico, Michał
Znaniecki, optó por intentar dar unidad dramática sin lograrlo y ésta fue
la principal debilidad de la versión escénica. El trascurrir Volo di notte en la Argentina, en los
inicios de la aviación civil, le dio pié a Znaniecki para colocar referencias
al pasado reciente a pesar de estar la versión en la época en la que debe
transcurrir. Así Simona Fabien se convirtió luego de la noticia de la muerte
del piloto Fabien en una ‘madre de plaza de mayo’ -sesenta años antes de que
éstas existieran- y la protesta del final de Volo en una alusión a la última
dictadura militar argentina (1976-1983). Si en esta obra se forzaron las
alusiones las mismas quedaron mejor en Il
prigioniero, ya que es una metáfora puede ser más fácilmente localizable en
un contexto más cercano tanto en el tiempo como en el espacio. La monumental
escenografía de Luigi Scoglio
contextualiza adecuadamente el aeródromo de noche con dos grandes torres en los
costados, una con tres pisos donde se ubican el radiotelegrafista y los
empleados, y otra casi sin uso que parece ser la torre de control, en el fondo
se ve la pista separada de los controles por una reja que se abre o cierra
alternativamente. En el Prigioniero reaparecen las torres y en lugar de la
pista se adiciona un gran cubo que permite ver, mediante diversos giros,
distintas perspectivas de la prisión. Adecuado a los años
30 el vestuario diseñando para Volo di
notte por Ana Ramos Aguayo y de
buena factura el de Joanna Medyńska
para Il Prigioniero.
Razonables a la
estética planteada las coreografías de acróbatas y bailarines de Diana Theocharidis y excelente la
iluminación de Bogumil Palewicz,
aterrizaje de aviones incluido. La dirección
musical de Christian Baldini y la
respuesta de la Orquesta fueron de primer nivel, mientras que con gran calidad
se desempeñó el Coro preparado por Miguel Martínez. Víctor Torres fue un Rivière muy
bien actuado con acento en la crueldad del personaje. Vocalmente la masa
orquestal lo opacó en algunos momentos aunque fue convincente en toda la obra.
Mientras que Daniela Tabernig
compuso una Simona Fabien impecable, con perfecta línea de canto y adecuada
proyección deslumbrando y conmoviendo en todos los momentos que se encontró en
escena. Sergio Spina (radiotelegrafista)
y Carlos Ullán (Pellerin) aportaron
calidad vocal y eficacia escénica. Carlos
Esquivel fue un sobrio Robineau mientras que no desentonaron los empleados
encarnados por Duilio Smiriglia, Sebastián Sorarrain, Gabriel Centeno y
Emiliano Bulacios. Adecuado el Leroux de Víctor Castells y muy interesante la
voz de Carolina Gómez en su breve intervención. En Il Prigioniero brilló el barítono Leonardo Estévez en el protagónico
haciendo uno de las mejores actuaciones de su carrera, con credibilidad
escénica y sólidos recursos vocales. Con la calidad de siempre Adriana Mastrángelo como la madre y
ajustado y compenetrado Fernando Chalabe
en el doble rol de Carcelero e Inquisidor. Buen servidos los roles menores por
Duilio Smiriglia y Fernando Grassi.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.