Fotos: Ken Howard
Ramón Jacques
Nabucco, ópera que se había escenificado solo una vez en la temporada
2002 de este teatro, volvió con una nueva concepción escénica y dirección de Thaddeus Strassberg quien situó la escena dentro del contexto histórico que
indica el libreto, pero a la vez, la obra se desarrolla dentro del periodo en
el que Verdi la estrenó en la Scala de Milán, ya que antes de abrirse la
cortina cortesanos y publico con elegantes vestidos de esa época, hicieron su
entrada al escenario socializando; y después ocupando sus butacas en los palcos
situados a ambos lados del escenario, el teatro dentro del teatro, que pudo funcionar,
de no ser porque Strassberg la banalizó haciendo que los cantantes interactuaran
con el publico de esos palcos creando situaciones innecesariamente burdas y
cómicas, sin ninguna relación o aporte a la obra. Me atrevería a decir que a este
teatro le vendría bien una renovación, un cambio de rumbo, algún revulsivo que
le devuelva el lugar que ha ocupado siempre como uno de los teatros
estadounidenses más importantes.
Placido
Domingo asumió el papel principal de barítono, en una ópera más de Verdi,
como ha sucedido en las ultimas temporadas. Si bien su desempeño vocal y actoral
debe verse desde un punto de vista histórico y anecdótico, más que crítico, ya
comienzan a notarse ciertas dificultades en su canto. El desempeñó vocal más notable,
correspondió a la soprano Liudmyla
Monastryrska, como Abigail. Voz potente, uniforme, de grato color y
agilidad, pero cuyo desempeñó actoral fue empañado por la dirección escénica
que dispuso que fuera una diva neurótica y caprichosa que tuvo intercambios con
el público de los palcos mencionados. Estuvieron correctos en sus partes la
mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera
con su voz oscura y larga experiencia como Fenena; y el imponente bajo Morris Robison como Zaccaria. Discreta fue la presentación del tenor Mario Chang en el papel de Ismael. Muy
bien estuvo el coro, sin dejar de mencionar el inconfundible y siempre esperado
“Va pensiero” así como la orquesta,
bajo la energética y entusiasta batuta de James
Conlon. De manera paralela, Plácido Domingo dirigió musicalmente
las funciones de Pescadores de Perlas de Bizet, con una producción de la
cineasta inglesa Penny Woolcock que
colocó la escena en un ambiente oriental, en la época actual, con brillante uso
de proyecciones de olas del mar y un tsunami, al fondo del escenario; pero con deslucidos
vestuarios. La obra contó con un elenco uniforme, encabezado por Nino Machaidze, ágil y brillante como
Leila y Javier Camarena como Nadir
cuya voz se adaptó bien a esta obra. El papel de Zurga fue interpretado por el
barítono Alfredo Daza, y el de
Nourabad, por el joven bajo-barítono Nicholas
Brownlee.
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