
Massimo Crispi
Yo no conocía a Vikram Seth, y tampoco sabía quien era porque nunca había leído sus obras. Una alemana, que conocí por casualidad en la red gracias a un mágico Lied de Schubert y que ahora se convirtió en una buena amiga, un día me dio una sorpresa. Ella me envió un libro de Seth, titulado "An Equal Music" (o "Una música constante" en español). Ella quería que yo lo conociera porque allí se hablaba mucho sobre Schubert y sobre como fluye constantemente la música en nuestras vidas, cómo es la música un instrumento y lo que "hace" por los otros, como en el caso de una enfermedad que afectó a un músico, y sobre como son las vidas de las personas que viven de música, etc Para mí que soy músico me interesó profundizar en el argumento. Después de abrir el paquete con felicidad y sorpresa, a las pocas horas comencé a leerlo, un poco perplejo inicialmente, porque estaba escrito en inglés y porque a pesar de que lo hablo y lo traduzco, no es un idioma que me guste particularmente para la literatura. Claro, delante de Shakespeare, Dryden, Donne, Dickens, pongo todas mis reservas por un lado y reconozco su inmensidad, pero siempre me canso un poco de leerlo. Aun asi, "An Equal Music" tenía algo especial: era una novela, sí, pero con una banda sonora en el fondo, y había música entre las palabras, y yo conocía muchos de los fragmentos que Seth describía mientras se desarrollaban la historia y sus personajes, y era como vivir entre ellos, compartiendo al mismo tiempo sus aspiraciones, sus sentidos, y los gustos de todos ellos.
Así que me hundí en la lectura. Desde el inicio está clara la relación que unía a Michael Holme, el narrador, protagonista y segundo violín de un famoso cuarteto de cuerdas de Londres, a su instrumento, un inestimable violín italiano, un Tononi del siglo XVIII. Los que no saben que un músico es también su mismo instrumento no puede comprender hasta el fondo tal interrelación, que generalmente es una ejecución musical de su punto de vista. Un instrumento forma el sonido de un artista desde su primera edad, su particular manera de comunicar por las notas que él puede extraer de ese instrumento, las vibraciones que ese instrumento produce en el aire, y los fraseos que el artista puede hacer con aquel instrumento y no con otros. Es determinante, diríamos, para marcar el propio lenguaje del artista, y es valido tanto para los violines como para los chelos, las flautas, las guitarras, los oboes y los pianos. Eso cambia si se utilizan cuerdas metálicas o de intestino, cambia si se utiliza un tipo de madera y no otra. Un jinete cambiando de caballo no consigue el mismo resultado, así como un ciclista o un piloto con sus coches, así como un escultor que no tiene sus mejores utensilios o un cocinero que solo quiera utilizar cazos en cobre y ninguno de acero inoxidable. Beethoven, Liszt, Chopin y muchos otros requerían instrumentos especiales para componer su música y, si no hubieran tenido esos instrumentos especiales, no conoceríamos sus obras así como las conocemos; ellos mismos sugerían a los constructores hacer modificaciones, y de no haber sido así no tendríamos los pianos modernos. A pesar de que el protagonista de la novela tocaba el violín desde su infancia, ese instrumento precioso no era suyo. Era un préstamo, proveniente de una gentil y generosa oferta que le hizo una vecina, amiga de la familia y ex-violinista. Ella, dándose cuenta que el chico tenia talento y viendo el obstáculo que era el propio padre quien veía a la música como un hobby y nada más, decide darle ese inestimable instrumento, que quien sabe que manos ilustres lo habían tocado durante los siglos. Esa fuerte relación, se convierte en un constante peligro cuando el violinista se da cuenta que "su" instrumento en realidad nunca será verdaderamente suyo, porque la propietaria debía incluirlo en la herencia de su insensible y nieto y de sus tres insoportables hijas, todas tan inútiles como su padre. Así el violín siempre es visto por el músico como un huésped, un amigo inseparable, pero con la conciencia de que un día se irá por otro lado y con la más triste certeza durante las dificultades económicas de un músico (a menos que sea una estrella como Anne Sophie Mutter o Isaac Stern) y le será muy difícil encontrar otro idóneo de acuerdo a sus posibilidades económicas.




…¿Por qué incluir un CD - o mejor dicho dos, a una novela sobre la música? ¿No seria como agregar una ballena a una copia de Moby Dick? o ¿Se tiene como propósito ilustrar mejor la acción de la novela? o ¿es una música de fondo para la lectura? o es ¿quizás un sustituto del mismo texto, que intenta describir aquello que en verdad no puede ser descrito? Por lo que a mi respecta, no busco nada de lo anterior mas que dar placer.
Algunas obras que juegan un papel fundamental en “Una música constante” son muy conocidas y otras no tanto. Todas juntas serian muy caras si se intentaran comprar, o como muchos lectores me han hecho notar, seria virtualmente imposible. Cuando Decca sugirió hacer una recopilación, o si fuera necesario, grabarlas y ponerlas a la venta a un precio razonable, yo quede encantado. La mayor parte de las selecciones musicales no requiere de ninguna explicación. Son todas grabaciones maravillosas, y muchas de ellas son consideradas clásicas, con interpretes como: Mstislav Rostropovich, Andras Schiff, María Joao Pires y Iona Brown, entre otros. Pero para el Largo de la Sonata Manchester n. 1 de Vivaldi se realizó una grabación para violín y piano, porque a pesar de que existían muchas grabaciones de esta pieza, naturalmente que en todas se utilizó el clavecín.
Es para mi un placer especial presentar por primera ocasión una obra musical a los escuchas. Algunos lectores, incluidos algunos músicos me han escrito después de haber leído “Una música constante” para preguntarme si el quinteto para cuerdas en re menor, op 104 de Beethoven verdaderamente existe - como si yo hubiera tenido la desfachatez de inventar una obra inexistente y además agregarle un numero opus. Es una obra olvidada, pero ahora gracias a esta nueva grabación, es posible escucharla. Entre los interpretes de esta y otras piezas esta también a quien dedique la novela, el violinista Philippe Honoré. Fue una idea suya que el protagonista de mi obra fuera un músico. Es justo decirle que ha llevado a mis oídos, y los de los lectores, aquello que hace algunos años, durante el transcurso de una conversación informal, provocó en mi aun fallida imaginación.
Vikram Seth, Londres, Noviembre de 1999"
Vikram Seth, Una música constante, TEA 2001
Después de haberla leído por tercera vez puedo decir, desde mi punto de vista como pianista, que es la mejor novela sobre músicos que he leído. Una joya extraordinariamente documentada.
ReplyDelete