Fotos: gentileza Teatro Colón
Gustavo Gabriel Otero
Desde hace años que la posibilidad de contar en Buenos Aires con figuras de verdadero vuelo internacional en el campo de la lírica es verdaderamente difícil y se ha dado en minúsculas oportunidades. Por eso el debut en la Argentina del tenor Roberto Alagna y de la soprano Angela Gheorghiu con un recital en el Teatro Colón marca uno de los puntos más altos de la actual temporada y quizás de los últimos años.
A diferencia de los programas habituales de conciertos con arias de puro lucimiento los dos artistas internacionales eligieron varios fragmentos de dos obras para la casi totalidad del recital: Adriana Lecouvreur de Cilèa y Tosca de Puccini. A ello se añadió el Preludio de L'Arlesiana de Cilèa que ofició de introducción, el aria ‘Ebben! Ne andrò lontana’ de La Wally de Catalani vertida en forma exquisita por Angela Gheorghiu, el Intermezzo de Manon Lescaut y el preludio al Acto III de Edgar de Puccini y, sin relación alguna con el resto del programa, el Intermezzo de ‘L’Amico Fritz’ de Mascagni.
El frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón se lució el maestro español Ramón Tebar, quien consiguió buena respuesta, amalgama y calidad sonora. Una breve e indisimulable desafinación de los violonchelos solistas en Tosca no empañan una muy buena prestación general.
Mientras Roberto Alagna genera natural simpatía en el público por su gesto, su comunicatividad y su entrega, Angela Gheorghiu luce más reticente, perfecta y algo fría.
En la primera parte se programaron casi exclusivamente los fragmentos de Adriana Lecouvreur que permitieron apreciar los medios vocales excepcionales de Alagna -aunque aún no debutó el rol de Maurizio en forma completa y debió apoyarse en la lectura de la partitura en algunos momentos- y los pianísimos notables de Gheorghiu. Dos dúos de Tosca permitieron lucir a la soprano su calidad vocal y sus filados perfectos y al tenor la calidez de su timbre y sus medias voces. Los momentos de mayor emoción fueron el aria ‘Ebben! Ne andrò lontana’ de La Wally de Catalani en la voz de Angela Gheorghiu y la personal y cautivante versión de ‘E lucevan le stelle’ de Tosca por Roberto Alagna.
La no inclusión de ‘Poveri fiori’ de Adriana y de ‘Vissi d’arte’ de Tosca dejaron con las ganas de escuchar a la notable soprano rumana en estos fragmentos, como contraparte se pudo escuchar todo el final de Lecouvreur desde la llegada de Maurizio. Quizás no fue feliz el momento del corte del final de Tosca y decididamente quedó un gusto amargo cuando Alagna, en perfecto castellano, contó que tenían la intención de cantar varios bises pero la dirección del Colón no los dejó. Ante la insistencia encaró -a capella- con la canción popular ‘Historia de un amor’ con una breve intervención de Gheorghiu.
Con todo fue una noche memorable y en la que el Colón recuperó parte del brillo que perdió hace años.
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